miércoles, 26 de noviembre de 2008

Documento APSRA Asociación Psicólogos Sociales República Argentina

Solicitada para circular en Internet e incluir en las Web solidarias
DESDE LA PSICOLOGÍA SOCIAL: IMPORTANTE AVISO A LA COMUNIDAD

El Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires (CPPB) se ha declarado en alerta y movilización con motivo de la presentación en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires de un proyecto de ley de regulación del título de Operador en Psicología Social.
Ante ello, la Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina (APSRA) se ve en la obligación de responder los agravios vertidos por dicho colegio y esclarecer la situación:

Hemos de responder detallada y claramente cada una de las acusaciones:

En primer lugar, se equivoca el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires al sostener que la Psicología Social carece de fundamento académico. En esta afirmación el propio colegio se contradice, por cuanto por un lado la acusa de falta de fundamento y por la otra señala que es una de las ramas de la Psicología.
La Psicología Social es una disciplina que nace en la modernidad, cuando el desarrollo socio-histórico pone en primer plano en el análisis filosófico (Hegel, Marx, Comte, etc.) y científico (Durkheim, entre otros), las problemáticas de la historia, el hombre y la sociedad.
Los fundamentos académicos del Psicólogo Social, Operador en Psicología Social y otras modalidades, están dados por los aportes de Kurt Lewin, Wilhelm Wundt, Floyd Allport, Margaret Mead, Gustave Le Bon, Sigmund Freud, Melanie Klein, Robert Baron, Cornelius Castoriadis, Frederick Munné, David Whitaker, Vander Zanden, Jean Leon Beavois, Serge Moscovici, Stanley Milgram entre los extranjeros y entre los argentinos Enrique Pichon Riviere, José Bleger, Fernando Ulloa, Armando Bauleo, Alfredo Moffatt, Ana Quiroga, etc. La gran mayoría de ellos ignorados en la formación académica de los psicólogos del CPBA.
Definimos el campo de conocimiento de la Psicología social, como la indagación del nexo fundante entre el orden histórico-social y la subjetividad. Esto implica investigar las instituciones que expresan ese orden, las distintas formas de articulación entre los sujetos de esos procesos históricos (lo que incluye a las estructuras vinculares, grupales y organizacionales) y su relación con los procesos psíquicos.
En lo que respecta a la carencia de fundamento legal tal afirmación del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires es falsa, por cuanto el título tiene carácter oficial, para lo cual basta revisar las resoluciones RSE. 606/02 RSE 3918.
Incluso el uso del término “Psicólogo Social” ha sido aceptado por la Justicia Argentina ya que en todos los casos en que el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires querelló por usurpación de títulos y honores a algún Psicólogo Social, el colegio perdió el juicio.

En segundo lugar es cierto que los psicólogos pueden especializarse en Psicología Social, pero ello no los pone en mejores condiciones que los Operadores en Psicología Social para trabajar, pues un post grado está lejos de cumplir con los requerimientos formativos, tanto teóricos como prácticos. Un breve repaso a todos los planes de estudio de universidades oficiales o privadas se verá que la Psicología Social apenas consta de tres o a lo sumo cuatro materias del ciclo de grado o de posgrado, mientras que un Operador en Psicología Social cursa no menos de dieciocho materias teóricas y prácticas que van desde psicoanálisis a la psicología social aplicada, pasando por la Teoría de la Construcción de la Subjetividad, Teoría
de las Estructuras Vinculares, Teoría de la Conducta, Psicología de la Vida Cotidiana etc.
Que un Licenciado en Psicología haya estudiado materias de Psicología Social no lo convierte en un profesional apto para incursionar en ese medio, o, lo que es lo mismo, que un médico clínico sepa leer radiografías no lo convierte en radiólogo.

En tercer lugar la frase “Psicología Sin Psicólogos” como una situación escandalosa o perjudicial es falsa. Es como pretender una medicina sólo para médicos, con lo cual los radiólogos o los farmacéuticos o los enfermeros no podrían trabajar, decir “medicina sin médicos” u “obras civiles sin ingenieros” o “justicia sin abogados”, esta restringiendo la participación de otras disciplinas u otros puntos de vista a la vez de pretender usurpar un discurso único y una formación única. ¿Tienen las disciplinas vinculadas a la medicina, la arquitectura, o la justicia, entre muchos otros ejemplos, una formación carente sin fundamento teórico propio? ¿Alguien pude suponer que estas nobles profesiones carecen de fundamento?

El monopolio de los fenómenos psíquicos en la Argentina nunca fue campo exclusivo de la Psicología. En nuestro país, con el aporte crítico del Dr. Enrique Pichon Rivière, se funda una escuela que rompe con una concepción elitista de la ciencia y se plantea que la psicología social, es un instrumento de cambio y transformación social y que tiene que ser accesible a todo aquel que desee instrumentarse como psicólogo social. Apropiándose de conocimientos, método y herramientas interdisciplinarias propias, para operar y conceptualizar el trabajo de campo en procesos institucionales y vinculares y en generar cambios en esos procesos.
Así puede abordar nuevos fenómenos que sufren los sujetos y sus vínculos, que pertenecen a lo social, como las problemáticas estructurales de la sociedad: generados por la pobreza, desocupación, desigualdad, marginalidad, etc., y su nexo con la subjetividad de las personas.

En cuarto lugar, el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires ataca al Operador en Psicología Social aduciendo que pone en peligro la salud de la población por un diagnóstico desacertado o intervenciones mal realizadas. Este ataque demuestra un desconocimiento palmario respecto del rol del Operador en Psicología Social dado que este, por su formación, no diagnostica ni realiza intervenciones psicológicas.
Cabe aquí hacer una diferenciación tajante entre el Psicólogo y el Psicólogo Social. El Psicólogo – siguiendo lo establecido por el Diccionario de la Real Academia Española –es aquella persona dotada de especial penetración para el conocimiento del carácter y la intimidad
de las personas”. El Psicólogo Social no actúa ni sobre el carácter ni sobre la intimidad de las personas, habida cuenta de lo cual mal puede poner en peligro su salud con un diagnóstico
o con una intervención mal realizada.

En quinto lugar, el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires aduce que para ejercer la psicología en la provincia es necesario tener un título de grado y matricularse en el colegio correspondiente según la ley 10306. Esta es una falacia porque la referida ley ya desde el artículo 1ro. habla del ejercicio de “la actividad profesional del Psicólogo” y no “de la Psicología” . Es decir, la ley centra su desarrollo en el título concreto de Licenciado en Psicología y Psicólogo y no en otros títulos. Por lo tanto es falso que con la promulgación de una ley que regule a los Operadores en Psicología Social y otros, se viole normativa alguna. Una ley para Psicólogos y Licenciados en Psicología (ley 10306) y otra muy distinta para los Operadores en Psicología Social. Como ocurre con los colegios de ingenieros, de agrimensores o de arquitectos, todos coinciden en actividades como las obras civiles pero cada uno con su incumbencia. El Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires engaña intencionalmente a la población al pretenderse “colegio de todas las prácticas de la psicología”, cosa que no es cierta.

En Sexto lugar el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires dice equivocadamente que sólo un psicólogo con título de grado y matriculado puede intervenir en instituciones, grupos y comunidades. Ello no es cierto, dado que si ello fuera así sería ilegal el ejercicio de la mediación, el arbitraje, la asistencia social, la capacitación, etc. El gran error de todo esto es considerar al Operador en Psicología Social como un psicólogo devaluado o como un profesional que pretende inmiscuirse en el ejercicio de la Psicología. Ello no es así, por el contrario el Operador tiene su área de trabajo, su metodología, su técnica específica y sus propias incumbencias .En efecto, el Operador en Psicología Social trabaja en ámbitos y espacios donde, interactuando grupos de personas, pueden identificarse fenómenos psicosociales. Estos se dan en instituciones, en familias, en organizaciones, comunidades etc. promoviendo una participación activa frente a los problemas sociales que se suscitan, contribuyendo a la búsqueda de soluciones.
Nuestra práctica en tragedias como la AMIA, Lapa, Austral, Cromañon, inundaciones de Santa Fe, en el largo período de altos índices de desocupación y varios motines carcelarios, mostraron la idoneidad, la profesionalidad, y el temple de los psicólogos sociales.
El trabajo del Psicólogo Social apunta al desarrollo del espacio grupal, dado que cuando se produce la interacción humana, cuando las personas participan de problemas sociales
comunes, la reflexión y la comunicación entre sus miembros trae aparejado el aprendizaje y éste trae también una nueva forma de adaptarse a la realidad, una forma activa.
Tal vez sea por eso que es una profesión tan cuestionada ¿a quien le sirve una sociedad sana, reflexiva, participativa, comprometida y hasta combativa de situaciones de injusticia, de
opresión, y de alienación a los que nos tiene acostumbrados o no la actual sociedad de consumo?

El mundo es otro, nuestro país cambió. Vivimos momentos de crisis muy profundos. Los problemas sociales que tenemos que abordar son tan complejos y graves, que requieren el aporte de todas las disciplinas que de una manera u otra, se preocupan por las consecuencias que ellos traen, particularmente en lo que se refieren a las resonancias psíquicas sobre las personas. Estamos convencidos que se impone por lo menos, un trabajo interdisciplinario para abordarlos.

En nuestros más de 20 años de prácticas psicosociales desde APSRA, hemos compartido nuestra labor y seguimos haciéndolo, con centenares de psicólogos, trabajadores sociales, consultores y otras especialidades., en escuelas, hospitales, entidades públicas y privadas.
Cada uno desde su lugar, desde su rol o función, contribuyó a resultados beneficiosos para los grupos de personas, las instituciones o las comunidades. Aprendimos todos.
Lamentamos que no pudiéramos debatir públicamente con el Colegio de Psicólogos de la Pcia de Buenos Aires, porqué la formación de los psicólogos sociales en la Argentina es aún más antigua que la formación en psicología lo que indica que no es una simple especialización y por eso tiene que tener un lugar propio, en el mundo académico.

Por último, la actitud asumida por la actual comisión Directiva del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires viola abiertamente el artículo 14 de la Constitución Nacional, según el cual todos los habitantes tienen derecho a ejercer su industria lícita y a asociarse con fines útiles y pretende negar el derecho a trabajar de más de tres generaciones de Psicólogos Sociales que ya trabajan abiertamente y sin inconvenientes en otras provincias y están incluidos en el nomenclador de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta conducta esta tipificada por el artículo 1 de la ley anti discriminación Nº 23.592 que sanciona a quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional.
Tal norma considera como actos particularmente discriminatorios los que ustedes realizan por estar basados en opiniones políticas o gremiales.
Esperamos que la proposición de debate realizada por carta al Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires y enviada día 7 de noviembre por nuestra institución - de la cual a la fecha no hubo respuesta - sea aceptada y podamos públicamente exponer nuestras opiniones y aunar esfuerzos profesionales.

Por todo lo expuesto solicitamos al referido Colegio de abstenerse de hacer circular informaciones falsas o interpretaciones carentes de sustento legal o fáctico, bajo apercibimiento de denunciar, demandar por daños y perjuicios y querellar penalmente al colegio como institución y como formadores de la voluntad de dicha entidad, por violación a las normas constitucionales anteriormente enunciados. Volvemos a invitar a Colegio (CPPB) a generar un espacio de diálogo constructivo y no obstructivo, con el objetivo de aportar soluciones que redunden en beneficio de toda la comunidad.




María Del Carmen Barcia Joaquín Pichon Rivière
Secretaria APSRA Presidente APSRA

lunes, 20 de octubre de 2008

Solicitada APSRA

Adherimos al contenido de esta solicitada, por lo que desde aquí colaboramos para su difusión. Lic. Ada Fanelli

AVISO A LA POBLACION

Habida cuenta que el Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires se
ha declarado en alerta y movilización con motivo de la presentación en la
Legislatura de la Provincia de Buenos Aires de un proyecto de ley de regulación
del título de Operador en Psicología Social la Asociación de Psicólogos
Sociales de la República Argentina se ve en la lamentable obligación de
responder los agravios vertidos por dicho colegio y esclarecer la situación:

El Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires acusó a los
Operadores en Psicología Social y a quienes promueven una ley que regule su
ejercicio profesional de los siguientes hechos:
a. Que la Psicología Social y su título oficial “Operador en Psicología
Social” carece de fundamento académico y base legal, careciendo de
conocimientos teóricos y de entrenamiento práctico.
b. Que la Psicología Social es una especialización de la carrera de
Psicología y no una disciplina autónoma.
c. Con esta ley se promovía “el ejercicio de la psicología sin
psicólogos”
d.Que con su accionar se atentaba contra la salud de la población por el
peligro de un diagnóstico desacertado o intervenciones mal realizadas.
e. Que para ejercer la psicología era necesario tener un título de grado y
matricularse en el colegio correspondiente según la ley 10306.
f. Que sólo un psicólogo con título de grado y matriculado puede intervenir
en instituciones, grupos y comunidades.

Hemos de responder detallada y claramente cada una de estas acusaciones:
En primer lugar (punto “a”)se equivoca el Colegio de Psicólogos de la
Provincia de Buenos Aires al sostener que la Psicología Social carece de
fundamento académico. En esta afirmación el propio colegio se contradice, por
cuanto por un lado acusa de falta de fundamento y por el otro señala que es una
de las ramas de la psicología. Los fundamentos académicos del Operador en
Psicología Social están dados por los aportes de Kurt Lewin, Wilhelm Wundt,
Floyd Allport, Gustave Le Bon, Sigmund Freud, Melanie Klein, Robert Baron,
Cornelius Castoriadis, Frederick Munné, David Whitaker, Vander Zanden, Jean
Leon Beavois, Serge Moscovici, Stanley Milgram entre los extranjeros y entre los
argentinos Enrique Pichon Riviere, Ana Quiroga, José Bleger, etc. Para mayor
abundamiento un breve repaso a la obra “Psicología de masas y análisis del
Yo” de Sigmund Freud da una idea clara de la diferencia entre un Psicólogo y
un Psicólogo Social.
En lo que respecta a la carencia de fundamento legal tal afirmación del
Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires es falsa, por cuanto el
título tiene carácter oficial, para lo cual basta revisar las resoluciones
RSE. 606/02 RSE 3918.-
Incluso el uso del término “Psicólogo Social” ha sido aceptado por la
Justicia Argentina ya que en todos los casos en que el Colegio de Psicólogos de
la provincia de Buenos Aires querelló a algún Psicólogo Social perdió el
juicio.

En segundo lugar (punto “b”)es cierto que los psicólogos pueden
especializarse en Psicología Social, pero ello no los pone en mejores
condiciones que los Operadores en Psicología Social para trabajar. Ello por
cuanto de un breve repaso a todos los planes de estudio de universidades
oficiales o privadas se verá que la psicología social apenas consta en tres o
a lo sumo cuatro materias del ciclo de grado o de posgrado, mientras que un
Operador en Psicología Social cursa no menos de dieciocho materias teóricas y
prácticas que van desde psicoanálisis a la psicología social aplicada,
pasando por la Teoría de la Construcción de la Subjetividad, Teoría de las
Estructuras Vinculares, Teoría de la Conducta, Psicología de la Vida Cotidiana
etc. Que un licenciado en psicología haya estudiado materias de Psicología
Social no lo convierte en un profesional apto para incursionar en ese medio, o,
lo que es lo mismo, que un médico clínico sepa
leer radiografías no lo convierte en radiólogo, que sepa diagnosticar en
base a un análisis no lo convierte en extraccionista o en anestesista.

En tercer lugar (punto “c”)la frese “Psicología Sin Psicólogos” como
una situación escandalosa o perjudicial es falsa. Es como decir “medicina sin
médicos” o “obras civiles sin ingenieros” o “justicia sin abogados”,
como si dentro de la medicina no hubiera enfermeros, anestesistas, radiólogos,
dentistas, o en las construcciones no hubieran arquitectos, decoradores,
proyectistas. El Colegio de Psicólogos Sociales detrás de esta frase
“Psicología sin Psicólogos” esta restringiendo el ingreso de otras
disciplinas u otros puntos de vista sobre la psicología y pretende un discurso
único y una formación única. No sería nada raro que detrás de esta defensa
se escondan intereses económicos en cuanto al cobro de matrículas, que serían
fácilmente superables si el aludido Colegio permitiera el acceso a la
institución de Operadores en Psicología Social, como ya están haciendo otros.
Pretender una psicología sólo para
psicólogos es como pretender una medicina sólo para médicos, con lo cual
los radiólogos o los farmacéuticos o los enfermeros no podrían trabajar, por
tener – al decir del aludido colegio - una formación carente de fundamento
teórico.¿alguien pude suponer que estas nobles profesiones carecen de
fundamento?.

En cuarto lugar (punto “d”)el Colegio de Psicólogos de la Provincia de
Buenos Aires ataca al Operador en Psicología Social aduciendo que pone en
peligro la salud de la población por un diagnóstico desacertado o
intervenciones mal realizadas. Este ataque demuestra un desconocimiento palmario
respecto del rol del Operador en Psicología Social dado que por su formación,
ni diagnostica ni realiza intervenciones psicológicas. Cabe aquí hacer una
diferenciación tajante entre el Psicólogo y el Psicólogo Social. El
psicólogo – siguiendo lo establecido por el Diccionario de la Real Academia
Española – es aquella persona dotada de especial penetración para el
conocimiento del carácter y la intimidad de las personas” el Psicólogo
Social no actúa ni sobre el carácter ni sobre la intimidad de las personas,
habida cuenta de lo cual mal puede poner en peligro su salud con un diagnóstico
o con una intervención mal realizada.

En quinto lugar (punto “e”) el Colegio de Psicólogos de la Provincia de
Buenos Aires aduce que para ejercer la psicología en la provincia era necesario
tener un título de grado y matricularse en el colegio correspondiente según la
ley 10306. Esta es una falacia porque la referida ley ya desde el artículo 1ro.
Habla del ejercicio de “la actividad profesional del Psicólogo” y no “de
la Psicología” Es decir, la ley centra su desarrollo en el título concreto
de licenciado en Psicología y Psicólogo y no en otros títulos. Por lo tanto
es falso que con la promulgación de una ley que regule a los Operadores en
Psicología Social se viole normativa alguna. Una ley para Psicólogos y
Licenciados en Psicología (ley 10306) y otra muy distinta para los Operadores
en Psicología Social. Como ocurre con los colegios de ingenieros, de
agrimensores o de arquitectos, todos coinciden en actividades como las obras
civiles pero cada uno con su
incumbencia. El Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires engaña
a la población al pretenderse “colegio de todas las prácticas de la
psicología”, cosa que no es cierta.

En Sexto lugar (punto “f”) el Colegio de Psicólogos de la Provincia de
Buenos Aires dice equivocadamente que sólo un psicólogo con título de grado y
matriculado puede intervenir en instituciones, grupos y comunidades. Ello no es
cierto, dado que si ello fuera así sería ilegal el ejercicio de la mediación,
el arbitraje, la asistencia social, etc. El gran error de todo esto es
considerar al Operador en Psicología Social como un psicólogo devaluado o como
un profesional que pretende inmiscuirse en el ejercicio de la psicología. Ello
no es así, por el contrario el Operador tiene su área de trabajo y su técnica
específica. En efecto, el Operador en Psicología Social trabaja en ámbitos y
espacios donde se da el fenómeno grupal, donde interactúan grupos de personas.
No discrimina dentro de cada grupo quien es quien y hurga mediante el método
del psicoanálisis en el conocimiento de su carácter o su intimidad, sino que
trabaja sobre
conjunto de personas. Estas se dan en instituciones, en familias, en
organizaciones, comunidades etc. Ello por cuanto por cuanto se dan dos
circunstancias: a) del aporte de los autores antes citados se desprende que
dentro de esos grupos se dan constantes de interacción que facilitan el
desarrollo de estos grupos o comunidades b) porque la psicología social aporta
al conocimiento humano una herramienta nueva, que es la teoría y técnica del
grupo operativo. En definitiva mientras el Psicólogo actúa sobre la psiquis
de la persona cuando esta adolece algún tipo de problema (por llamar de alguna
manera a la neurosis o la psicosis) buscando las causas y la salud del enfermo,
el Operador en Psicología Social actúa antes de esa etapa, en los grupos
(familia, empresa, club, institución, dependencia pública etc.) promoviendo la
salud, tratando de conseguir que los integrantes de esos grupos desarrollen una
relación con la realidad que no los
enferme. Por ejemplo, mediante una crisis financiera de un país como la
vivida en el 2001, mientras el psicólogo trabaja sobre quienes sufrieron las
consecuencias de la misma en su aparato psíquico (fobias, miedos, ansiedades,
distintas neurosis o psicosis) el Operador en Psicología Social trabaja en los
grupos donde se desarrolla el individuo para evitar que este se enferme. Un
claro ejemplo de lo dicho fue el caso del Hospital Borda en el año…..
(X)donde ante una huelga de enfermeros, Enrique Pichón Riviere capacitó a los
enfermos más aptos para desarrollarse como enfermeros, para lo cual generó una
práctica de reunión de grupos dos veces por día. Asombrosamente, estos
nuevos enfermeros resultaron ser mucho mas humanos y prácticos que los
huelguistas e incluso quienes se desarrollaron de esa manera obtuvieron el alta
rápidamente. En definitiva se creó un trabajo grupal que permitió superar la
crisis. Por eso los Psicólogos Sociales
están plenamente capacitados para obrar en casos de crisis, emergencias
sociales etc. y ya demostraron su idoneidad y su temple y tragedias como las de
Lapa, Austral, Cromagnon, inundaciones de Santa Fe y varios motines carcelarios,
dado que conocen a la perfección cómo actúan los seres humanos en grupo,
cuales son las leyes de actuación de esos grupos, cuales son los roles que se
ven en los grupos y cuales son las motivaciones internas de la aparición de
dichos roles. El trabajo del psicólogo social apunta al desarrollo del grupo,
dado que cuando se produce la interacción humana, cuando las personas
participan de problemas comunes, la comunicación entre sus miembros trae
aparejado el aprendizaje y el aprendizaje trae también una nueva forma de
adaptarse a la realidad. Tal en concepto de salud mental, quien se adapta a la
realidad, quien no se deja arrastrar por una crisis personal o comunitaria sino
que busca soluciones es quien no se
enferma, quien se mantiene en constante juego de adaptación a los buenos y
malos momentos. Todo ello se obtiene mediante una técnica propia de la
psicología Social, la técnica de Grupo Operativo. Por eso el ámbito de
trabajo del Operador en Psicología Social no esta en el intimo receptáculo de
un consultorio donde el paciente cuenta sus vivencias recostado en un diván,
sino que está en las villas de emergencia, en los barrios pobres, en las
inundaciones y demás sitios de desastres naturales, en las cárceles, en las
tragedias, en los conflictos gremiales, en las crisis sociales, en las familias
con conflicto, en casos de desocupación, subocupación, emergencias sanitarias
y ocupacionales, exacerbado consumismo, etc. Siempre buscando que los seres
humanos, ante una situación que pone en peligro su estabilidad emocional se
organicen, busquen estrategias superadoras del conflicto, se ayuden y colaboren
en torno a una tarea común. Tal vez sea
por eso que es una profesión tan cuestionada ¿a quien le sirve una sociedad
sana, reflexiva, participativa, comprometida y hasta combativa de situaciones de
injusticia, de opresión, y de alienación a los que nos tiene acostumbrados o
no la actual sociedad de consumo? ¿o tal vez será que personas mentalmente
sanas y adaptadas a la crítica realidad que nos toca vivir, interactuando en
medios grupales no son asiduos concurrentes a los consultorios de los
psicólogos?
Por último la actitud asumida por la actual comisión Directiva del Colegio de
Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires viola abiertamente el artículo 14
de la Constitución Nacional, según el cual todos los habitantes tienen derecho
a ejercer su industria lícita y a asociarse con fines útiles y pretende negar
el derecho a trabajar de mas de tres generaciones de Psicólogos Sociales que ya
trabajan abiertamente y sin inconvenientes en otras provincias y se encuentran
oficialmente reconocidos por el propio Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta conducta esta tipificada por el artículo 1 de la ley antidiscriminación
N° 23.592 que sanciona a quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o
de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los
derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional.
Tal norma considera como actos particularmente discriminatorios los que ustedes
realizan por estar
basados en opiniones políticas o gremiales.
Por todo lo expuesto solicitamos al referido Colegio a abstenerse de
informaciones falsas o interpretaciones carentes de sustento legal o factico,
bajo apercibimiento de denunciar, demandar por daños y perjuicios y querellar
penalmente a al colegio como institución y a cada uno de los miembros como
formadores de la voluntad de dicha entidad, por violación a los Derechos
Humanos anteriormente enunciados.
Joaquín Pichón Riviere
Presidente de APSRA
Asociación de Psicólogos Sociales de la República Argentina





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viernes, 12 de septiembre de 2008

Artículo del "Tato" Pavlovsky. Obligatorio leer.

Página/12

PSICOLOGIA › UN DIALOGO ENTRE CHICOS TAN DIFERENTES
El gordo y el flaco



Por Eduardo Pavlovsky

Desde Caballito partió una familia en su coche hacia el norte argentino para pasar sus vacaciones. Al llegar a un lujoso hotel de la ciudad, el padre le recomendó a su hijo Mario que realizara los cuarenta y cinco minutos que el médico le había recomendado como caminata diaria.

El lugar era bellísimo y una vez cambiado en su ropa de sport, Mario zarpó tomando una calle que le pareció la más atractiva. Luego fue explorando otras rutas hasta llegar a un conjunto de casas de adobe; en la puerta de una de ellas encontró sentado a un niño que tendría su misma edad.

Mario: ¿Cómo te llamas?

–Julián –respondió el niño que parecía alcanzar los 12 años de edad.

Mario: Te noto muy flaco. Estás esquelético. ¿No morfás?

Julián: Tomo desayuno con mate cocido y una galleta. Después almuerzo algo de verduras y una sopa. A la noche no comemos.

Mario: ¡Tenés que comer!

Julián: No siempre hay. En casa somos ocho. Tengo cinco hermanos menores y el viejo y la vieja. Con lo que gana el viejo no nos da para morfar a la noche a todos. A veces cenamos tres. Otras veces los otros tres. Papá y mamá casi nunca comen. Dicen que es bueno no comer a la noche. ¡Qué sé yo! La vieja me enseño un método para no tener hambre a la noche. Me dice que mire un punto fijo, que no deje de mirarlo y que relaje los músculos hasta los esfínteres. El hambre se me pasa. Y vos, ¿qué morfás que estás tan gordo?

Mario: Me morfo todo. Abro la heladera y me hago un plato grande con lo que encuentro: fideos, pedazos de carne, me gustan mucho el puré y el lechón, pizza y ravioles. Además, siempre en casa mamá hace tortas y yo me llevo dos pedazos grandes –a veces tortas de frutilla y chocolate– y me hago una bandeja y voy a ver televisión. El año pasado pesaba 62 kilos, pero este año aumenté mucho porque como mucho chocolate, peso 73 kilos. A veces en el quiosco me compro diez alfajores de chocolate. Me vuelve loco el chocolate y me los morfo todos. Después me siento pesado. A veces, no siempre, vomito cuando me siento muy cargado. Me gusta morfar viendo fútbol o a Tinelli. Es una fiesta. Primero lo salado y después me empacho con dulces. Ver televisión me encanta. Me paso horas viendo televisión y morfando. Después la computadora, y a veces leo las lecciones del colegio. Pero los ojos se me cierran y entonces me apoliyo. Ultimamente no duermo bien. Por eso mis viejos me llevaron a la prepaga.

Julián: ¿Qué es una prepaga?

Mario: Una prepaga es un servicio médico que el viejo paga para toda la familia. Somos cuatro.

Julián: ¿Es cara la prepaga?

Mario: Es de las mejores y por 2500 pesos por mes tenés asegurada la salud de toda la familia. A mí me llevaron por mi obesidad. Una consulta. Y tuvimos la suerte que ahora las prepagas te cubren la obesidad.

Julián: Cubren, ¿qué es?

Mario: Te pagan el tratamiento. Una dieta muy estricta y ejercicios físicos. Por ahora caminar.

Julián: ¿Caminar?

Mario: Tengo que caminar cuatro kilómetros cuatro veces por semana y hacer la dieta. Caminar camino, como hoy que vengo caminando del hotel hasta llegar a tu casa. Pero lo hago una vez por semana. Me canso enseguida. Me fatigo. Pero morfar no puedo dejar de morfar. No me van a joder la vida con la comida. Eso es privado. El médico me reta porque no bajo y yo le digo que cumplo el tratamiento. Hoy me morfé asado, una raviolada, torta pascualina y me comí cinco alfajores de chocolate de postre. ¿Y vos en qué grado estás?

Julián: Yo ya no puedo ir a la escuela. Fui cuatro años. Queda a diez kilómetros y el viejo se lleva la bicicleta para ir a laburar. Yo como estoy no puedo ir caminando. Me duelen las piernas. Al principio lo hacía. Pero ya no puedo.

Mario: ¿Y qué hacés todo el día?

Julián: Me quedo en casa cuidando a mis hermanitos y ayudando a la vieja. Para colmo nos quieren aumentar el alquiler. La vieja hace pastelitos de membrillo para ganar algo y ayudar al viejo.

Mario: ¿Y no ves televisión?

Julián: Cuando voy a la ciudad con el viejo a veces veo algún partido. Pero muy de vez en cuando. Hay un bar que transmite los partidos.

Mario: No tener tele debe ser terrible.

Julián: Lo terrible es no poder morfar bien todos los días y no poder subir de peso. ¿Vos cuánto pesás?

Mario: 73 kilos, pero tengo 11 años.

Julián: Yo tengo 12 años y peso 39 kilos. Estamos jodidos los dos. Vos por mucho y yo por poco.

Mario: Te cuento que yo conozco pibes pobres que están gordos como yo. Se comen diez panes por día los locos. Conozco otros pibes pobres que traen comida del basural de León Suárez. Sacan la comida de las bolsas de basura que deja la gente. Y morfan bien. Como dice el viejo “aquí en la Argentina el que no come es porque no se la rebusca bien”.

Julián: ¿Vos crees en Dios?

Mario: Voy a un colegio católico, pero creer en Dios, creer en Dios, no. No creo.

Julián: Yo sí, mi viejo también. A veces rezamos juntos para que Dios nos ayude.

Mario: ¡Dejate de joder! Comprate o pedí prestado una bicicleta y andá al colegio.

Julián: A mamá una tía le paga una vez al año el viaje a Buenos Aires para ir a pedir ayuda a San Cayetano.

Mario: ¿Y la ayudó?

Julián: A estar en paz, así dice ella y yo le creo.

Mario: ¿Y vos creés que San Cayetano los puede ayudar? ¿En serio lo decís?

Julián: Yo no lo sé. Pero lo bueno es creer. Tengo esperanzas. Si no, ¿quién te ayuda? Decime, ¿quién nos puede ayudar?

Mario: Qué sé yo. ¿Y si te pasa algo hay algún hospital?

Julián: Tenemos cerca un dispensario con un médico que viene dos veces por semana. Pero le falta de todo. El otro día un hermanito mío se hizo una herida y el médico no lo podía coser porque no tenía hilo. Sin embargo, se las arregló para juntar los bordes de la herida con tira emplástica. Un buen médico.

Mario: ¿Es gratis?

Julián: Y claro, no podríamos pagar. En la ciudad hay un hospital, pero los médicos se quejan de que falta algodón, aparatos de cirugía, enfermeras, medicamentos. De todo falta.

Desde lejos se ve llegar en bicicleta al padre de Julián. Es un hombre envejecido de unos 40 años. Al llegar lo observa detenidamente a Mario. “Che, pibe, estás obeso. Cuidate. ¿Vos sos de Capital Federal? Casi todos los pibes obesos viven allí. Cuidate pibe que después se te puede complicar con el corazón y la diabetes. ¡Hacé una dieta! ¡Comé menos! Te lo digo por tu bien. Me lo dijo un médico de la ciudad.

Mario lo mira. Los tres se miran y Mario sin decir palabra comienza a recorrer el camino de retorno. A los 50 metros de caminata se fatiga y dice: ¡Qué carajo saben estos indios de mierda! ¡Y opinan de medicina! ¡Lindo país tenemos con estos analfabetos! Se vuelve a detener fatigado y comienza a llorar desconsoladamente.

Imperdible!!!!! articulo de Emiliano Gallende. 11-09-08 Pagina 12

PSICOLOGIA › SOBRE LA MEDICALIZACION DEL MALESTAR PSIQUICO
Psicofármacos y “la ilusión de no ser”



Por Emiliano Galende *

Los problemas de la salud mental se han expandido, su complejidad se ha hecho evidente por sí misma. De lo que se trata hoy va más allá del asilo, las cadenas, el encierro, el adoctrinamiento simbólico por la institución de la psiquiatría. El encierro, la contención y el disciplinamiento mismo pueden dejar de ser necesarios si la ideología psiquiátrica positivista logra imponerse definiendo la condición de “paciente” como ajena al dominio de la experiencia humana con sentido. Si la ansiedad, la tristeza profunda, la imposibilidad de conciliar el sueño, la inquietud y desatención de los niños, las obsesiones y las dudas que afectan a mujeres y hombres de nuestro tiempo son aceptadas como enfermedades y pasibles de su tratamiento por medios técnicos artificiales, esta psiquiatría positivista habrá finalmente consumado sus objetivos, ahora por medios menos violentos con los que persiguió este mismo objetivo en el siglo XIX y en los manicomios actuales. Si se logra definir que estas emociones y sentimientos humanos son “procesos patológicos”, no importa tanto si se lo atribuye al cerebro, a lo medioambiental o a la sociedad, nadie podrá en su sano juicio pedirle a la gente común que no trate de librarse de él por medio de algún remedio.

D. Ingleby señala: “La psiquiatría carga sobre sí misma la responsabilidad del dolor y la frustración de las personas; confisca sus problemas, los redefine como ‘enfermedades’ y (con suerte) extermina los síntomas. Venid a mí, todos los que trabajáis y estáis sobrecargados y yo os daré... olvido. A medida que este aparato se perfeccione, más y más se aleja hacia el futuro el objetivo de una sociedad verdaderamente adecuada para que en ella vivan los seres humanos”.

Desandar la enorme mistificación de la vida y sus padecimientos que los códigos de la psiquiatría han edificado en sus doscientos años de existencia, agregando la nueva fuerza y los enormes recursos económicos que le aporta su sociedad innegable con la industria farmacéutica no resulta tarea sencilla. Pero cabe confiar que este poder exacerbado actualmente, esta nueva hegemonía del antiguo positivismo, como nos lo enseña la historia, está a la vez anunciando su decadencia y su imposibilidad de respuesta a lo esencial del sentir y el pensar del hombre.

En la situación en que estamos hoy en el campo de la salud mental, es ineludible preguntarnos acerca de por qué razones la gran conmoción intelectual y política de los años sesenta, que cuestionó y puso en crisis todo el edificio doctrinario y práctico de la psiquiatría positivista y de la institución asilar, desde su saber, su metodología, su estilo intelectual de conocimiento, que llevaron a un replanteo de sus prácticas diagnósticas y sus tratamientos, no logró detener esta tendencia histórica a la recaída en el antiguo positivismo biológico. Reconocemos que en muchos países, especialmente de Europa, este período dio lugar a grandes reformas en los sistemas de atención, el cierre de hospitales psiquiátricos y su reemplazo por servicios comunitarios, el vuelco de la atención al primer nivel del sistema de salud y la inclusión de otros profesionales en las prácticas del sector (psicólogos, trabajadores sociales, enfermeros, etc.). No ocurrió así en los países llamados periféricos, que manteniendo lo esencial del modelo asilar fueron mucho más rápidamente aptos para la instalación de esta nueva medicalización de la vida. Si bien la crisis de los años sesenta estaba planteada en la psiquiatría y la institución asilar, abarcó y tuvo impacto en el conjunto de las ciencias humanas. La deconstrucción de la institución psiquiátrica develó al mismo tiempo los juegos entre el poder de las disciplinas, su papel como aparatos ideológicos (Althusser), su función social de disciplinamiento y control (Foucault). El develamiento de un mismo régimen de “institución total” mostrado por Goffman en el hospital psiquiátrico, la cárcel, los institutos de menores, se constituyó en un nuevo indicador para comprender la función sobre la subjetividad de este poder institucional. Las convincentes demostraciones de Foucault en relación con las formas del saber y su relación con la dominación, capaces de generar formas de subjetividad con la marca de la disciplina, que llevaron a conceptos hoy vigentes en las ciencias sociales como el de “institucionalización” y “producción subjetiva”. La emergencia de un nuevo modo de comprender por el cual se devela que las teorías no son reflejo de ninguna realidad objetiva sino constructoras de su objeto, surgido en estos años y hoy reconocido en todas las disciplinas humanísticas. La crítica al positivismo en la medicina y en el campo de la salud, que influyó y hoy sostiene mucho de los movimientos de Salud Colectiva. El retorno a la compresión de la subjetividad como agente a la vez no autónomo ni consciente de su propia producción, que inspira (especialmente por influencia del psicoanálisis) muchas de las teorías sociales y políticas vigentes.

Todos estos cambios intelectuales se dieron en forma conjunta mostrando lo fecundo de aquellos nuevos principios de la crítica, que ponían sobre la escena social a los grandes críticos de la razón moderna, Marx, Nietzsche, Freud, cita obligada en toda la producción de una nueva cultura intelectual. Los movimientos críticos de la psiquiatría formaron parte de este giro en los modos de pensar y hacer, uniendo a una racionalidad crítica la defensa de los derechos humanos, el cuestionamiento al autoritarismo de la disciplina, la función ideológica que cumplía la institucionalización. Especialmente los llamados movimientos de la antipsiquiatría (Laing, Cooper, Basaglia, Castel, Szasz) y también de otros que, sin la oposición antipsiquiátrica, se propusieron desarrollar una nueva interpretación del sufrimiento mental en relación con la cultura y la vida social (Marcuse, Sayers, Wing, Brown, Ingleby, Fanon, Sennet, Esterson, Mannoni, Busfierd, etc.)

Es probable que no haya una única respuesta a esta situación, de hecho queda la pregunta ya formulada de cuánto los cambios en la cultura de estos años han influido, han hecho más funcionales a los criterios de la psiquiatría las creencias y los comportamientos prácticos de las personas. Quiero al menos intentar una respuesta, enfocando uno de los nuevos poderes en este campo, me refiero a la industria farmacéutica. Poder no desestimable si tenemos en cuenta que (en 2004) vendió cerca de seiscientos mil millones de dólares y que la producción y venta de psicofármacos, rubro medio hasta los años ochenta, alcanza en los últimos años los primeros puestos entre la venta general de medicamentos.

Está claro que este nuevo mercado no puede dejar de proteger e incrementar sus intereses económicos, y estos intereses vienen de la mano de la investigación científica. Está claro que de ninguna manera cuestiono el valor de la investigación y la ayuda financiera de la industria a esta investigación, ni tampoco desconozco el valor de alivio que estos nuevos psicofármacos significan para muchas personas; lo que trato de comprender es el funcionamiento social real de este poder económico en el campo de la salud mental. Hubo en estos años al menos tres procesos, relativamente nuevos para el campo de la salud mental, que tenían antecedentes, aun cuando en menor escala, en la medicina general. En primer lugar, la industria aplica enormes recursos económicos a la investigación neurobiológica y genética, en gran parte dirigidos a la producción de nuevas moléculas químicas; un noventa por ciento de la investigación actual en este sector está financiada por la misma industria, en laboratorios propios, financiando universidades y laboratorios privados. Es obvio que la producción científica está direccionada a la producción de conocimientos en el cual se alimenta hoy gran parte del saber de los psiquiatras. En segundo lugar, desde hace años, bajo el eslogan de la “década del cerebro”, la industria desarrolla una política amplia de difusión, dirigida a crear y fortalecer el mercado para sus productos. Estos objetivos se dirigen en dos direcciones. Por un lado, a través de medios masivos de comunicación: periódicos, revistas, televisión, noticieros, documentales en cine, etc., en los cuales se anuncian periódicamente nuevos descubrimientos “científicos” sobre el comportamiento humano y sus malestares, e indica que la “ciencia está tras ellos” para combatirlos: pronto estará el anuncio del nuevo remedio (ver la campaña por el alprazolan en Estados Unidos, luego por la foxetina, últimamente por el Viagra). Por otra parte, una política similar de propaganda se dirige al sector profesional (que es el que en definitiva vende estos productos): artículos en revistas científicas, publicación de nuevos estudios, financiando libros y revistas, organizando simposios donde se exponen los nuevos productos y sus beneficios, financiando la realización de congresos. Gran parte de la literatura científica actual sobre las neurociencias y la aplicación de fármacos en psiquiatría proviene de esta industria. En tercer lugar, asistimos, como parte de esta política, a una nueva asociación entre la industria farmacéutica y las corporaciones de los especialistas. Por esta asociación la industria financia la realización de congresos, las publicaciones de las asociaciones profesionales, viajes de placer, jornadas especiales sobre un nuevo producto, etc. Quienes asisten últimamente a estos congresos podrán observar que su montaje es progresivamente más dependiente de los laboratorios y sus criterios de comercialización que de los criterios científicos de la disciplina. Muchas de estas actividades están dirigidas a promover determinados liderazgos científicos entre profesionales más aptos para plegarse a los objetivos comerciales de la industria. En su conjunto, todas estas acciones convergen para potenciar la medicalización, generar la ilusión de que para cada malestar de la existencia tendremos el remedio adecuado para eliminarlo, sin necesidad de detenernos en preguntarnos por sus razones. Es tal la magnitud de este nuevo poder, y de esta asociación con las corporaciones profesionales, que recientemente se está promoviendo en el ámbito legislativo en Estados Unidos una ley para limitar y controlar esta relación económica entre industria y profesionales.

* Fragmento del libro Psicofármacos y salud mental. La ilusión de no ser, de reciente aparición (Lugar Editorial).

lunes, 11 de agosto de 2008

Carta Abierta A Mirtha Viamonte-Ada Fanelli

Querida Mirtha:
Se cierra un capítulo más del acoso a la Psicología Social. No es, desde luego, una historia fácil de entender. Se entrecruzan ideologías -muy bien- e intereses privados -muy mal-. Pero también, y es lo lamentable, mucho desconocimiento de quienes tendrían que saber y falta de interés de quienes tendrían que comprometerse. ¿por qué fuiste víctima de la judicialización? ¿quienes lo hicieron? ¿con qué objetivos? ¿cuál fue tu defensa?
Las palabras "algo habrá hecho" o "por algo será" de otras épocas flotando en el aire, y el intento de personalizar el conflicto culpabilizando a las víctimas es lo que confirmó la condición política de los acontecimientos. Por aquel entonces, escribí: "Mirtha "Antonieta" Viamonte", un texto que prometo encontrar y subir a este espacio. Tu cabeza,Mirtha, ya lo sabemos, rodó interminablemente bajo el hacha de tantos verdugos, algunos, invisibles pero poderosos, como la difamación, la indiferencia o la traición.
Ahora se terminó, es cierto. Uf, por fin se terminó, qué suerte, pobre Mirtha, las que pasó. Los comentarios "bienintencionados" y piadosos ahora circularán por los pasillos de la Escuelas y los Foros. Todos nos alegramos. Pero una vez más quiero recordar que esto no fue sólo contra vos, Mirtha, asi que bien podemos guardarnos las congratulaciones. Un contundente refrán español dice: "a burro muerto, pasto al rabo". El juicio prescribió, pero el acoso a la Psicología Social goza de buena salud, por eso el sabor a poco, a que tendría que haber sido de "otra manera". No nos alcanza que el burro haya muerto de hambre. No nos sirve este triunfo por abandono. ¿Quien dará cuenta, ahora, por los programas de radio en los que se difamó a la Psicología Social? ¿Quién responderá por las cadenas de mails instigando a la persecución y la denuncia? !"Pero si ustedes no pueden"!Calumnia, que siempre algo queda...!
¿Hasta cuándo vamos a soportar la supuesta autoridad de cuestionamientos ajenos a nuestra profesión? Mientras, hasta en los más lejanos rincones de la nación podemos encontrar psicólogos sociales dando cuenta, ejerciendo y por lo general, ad honorem.
Y, si, podemos. Podemos soportar la persecusión porque es inherente a la transformación. Sabemos que el cambio moviliza las ansiedades básicas, el temor a perder y a ser atacados.
Si proponemos cambios, generamos reacciones. Los Psicólogos Sociales desparramamos saberes en las veredas que otros quieren bien guardados en los claustros, etiquetados y con precio. En tanto "El saber es poder" pretenden acumularlo. !Ignoran que el poder no se posee, se ejerce! -como bien dice don Foucoult-. Los saberes que no circulan se diluyen al estereotiparse, por eso es necesario transmitir: para crecer.
Seguramente iniciarás un juicio civil pidiendo ser resarcida por los daños que te fueron ocasionados por el simple hecho de creer que estabas siendo protegida por la Constitución Nacional. Y vas a ganar, querida Mirtha. Claro que vas a ganar, porque sí, así es, tenemos una Constitución Nacional que nos protege y debemos respetarla y hacerla respetar. ¿Pero y después?
Necesitamos demostrar que esta lección está aprendida,y no en los tribunales, sino en la práctica cotidiana, que es el lugar donde corresponde defender lo que creemos: respetar al diferente, entender que si hoy van por ellos, mañana vendrán por nosotros, que la mejor defensa no es la del avestruz. Aprender que lo que le pasa a un psicólogo social le pasa a la Psicología Social, y que lo que le pasa a un ser humano le pasa a la Humanidad.
Ojalá. Si seguimos cada uno en nuestra isla, suponiendo que hay temas que no nos incumben, no sólo tendremos que lidiar algún dia con nuestra conciencia, además, seguiremos viviendo en un mundo despojado. Habremos perdido la oportunidad. !No imagino peor castigo!
Este es sólo otro paso. Me alegra por vos que esta etapa haya llegado a su fin. Como tu amiga sé cuánta angustia cargaste, pero como militante de la Psicología Social, sé que hay más. Mucho más. ¿O qué nos creíamos?
Ada Fanelli.

Carta de Mirtha Viamonte

Queridas amigas:

Tengo noticias nuevas del juicio, se acabó...


SOBRESEIMIENTO POR PRESCRIPCION.


De ninguna manera es lo que quería.
Pero, lo si queda bien claro es que la corporación perdió en este año dos juicios mas.
En tantos años de enjuiciar a psicólogos sociales por, "ejercicio ilegal" y "usurpación de títulos y honores", no han ganado nunca.

Hoy, mientras escribo estas líneas estoy sola sin poder festejar, preocupada, pensando: ¿quien será la próxima victima? Sobrevivir a 4 años de persecución, inteligencia de la D.D.I. y del Colegio, allanamiento, a los prejuicios de mucha gente, me han dejado secuelas que intentaré curar en el lugar que corresponda.


Tengo tanto miedo del colegio como de mis colegas y los no colegas, por el uso que harán de esta noticia, que debiera alegrarnos a todos… Se de mis limitaciones, y políticamente no soy correcta para los distintos bandos que existen en la actualidad. Tengo mis ideas de las cosas, y creo que solo juntos podremos desafiar a los dueños del poder; quiero conciliar, no pelear, quiero que nos juntemos, no quiero tener miedo de ser, de decir, ni de pensar.

Pero aun así ....

Esta es una parte y lo quería compartir, para que se alegren algunos por mí, y todos por la causa de la psicología social.
Este tema esta lejos de terminar; empieza otra etapa tanto o más compleja que ésta. Les iniciaré una demanda civil. Así que el descanso, quedará para más adelante; para cuando algo del daño que esto me ocasiona pueda, si es posible, ser reparado.

Las lágrimas, que no puedo contener, son un alivio momentáneo, pero alivio al fin. Se que el enemigo más grande es mi miedo y aún no encontré la forma de vencerlo y no quiero acostumbrarme a vivir así, por ahora, solo pienso en un retiro, en un lugar lejano y bajo un frondoso árbol, con algunos libros...

No sé como juntar mis pedazos y rearmarme para poder seguir…

De todo corazón quiero agradecer a los pocos amigos incondicionales y a los muchos compañeros que me acompañaron en este penoso camino.

Especialmente al Dr. César Zarco, por su valiosa gestión, por haber estado.

Si alguna vez curo mis heridas y aún soy útil, volveré, a las calles de tierra de algún barrio, a juntarme con mi gente que reciben con una sonrisa y un mate que entibia el alma.

MIRTHA VIAMONTE

martes, 29 de julio de 2008

Adolescencia y sexualidad

ADOLESCENCIA Y SEXUALIDAD


* PERCEPCIÓN.



LA ADOLESCENCIA SE PERCIBE COMO UNA ÈPOCA TORMENTOSA Y EMOCIONALMENTE AGRESIVA, LLENA DE ENFRENTAMIENTOS ENTRE LOS ADULTOS Y LOS JÓVENES, SOBRE TODO DENTRO DE LA FAMILIA. SE CONSIDERA UNA ETAPA EN QUE SE PRODUCE EL DESARROLLO FISICO Y LOS CAMBIOS EMOCIONALES MAS FUERTES Y RAPIDOS EN LA HISTORIA DE CADA PERSONA.

* GENERALIDADES DE LA ADOLESCENCIA.



SE GENERAN CAMBIOS QUE INICIAN APROXIMADAMENTE A LOS 11 AÑOS LAS MUJERES Y LOS 13 AÑOS EN LOS VARONES. LOS CAMBIOS HORMONALES COMIENZAN AÑOS ANTES Y PUEDEN DAR LUGAR A PERIODOS DE INQUIETUD Y MAL HUMOR..

LOS PRIMEROS DESACUERDOS CON LOS ADULTOS APARECEN CUANDO LOS ADOLESCENTES COMIENZAN A DESARROLLAR SUS PUNTOS DE VISTA Y CON FRECUENCIA NO SON COMPARTIDOS POR SUS PADRES Y CON OTROS MAYORES. LOS PADRES POSIBLEMENTE SE SIENTAN RECHAZADOS E INCLUSO DESPLAZADOS, Y EN CIERTO SENTIDO LO SON.

LOS ADOLESCENTES SE ESFUERZAN POR SER INDEPENDIENTES Y QUIEREN PROBAR NUEVAS COSAS Y NUEVAS SITUACIONES DE VIDA.

* ASUMIENDO RIESGOS.



ES EL MOMENTO DE APRENDIZAJE SOBRE SU ENTORNO Y LES PERMITE ENCONTRAR SU LUGAR EN ESTE.

EN LA ETAPA QUE SE ENCUENTRAN LOS JÓVENES SE PRESENTAN LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS CON LA BEBIDA, CON DROGAS O EL FUMAR TIENE LUGAR EN COMPAÑÍA DE OTROS JÓVENES, PARA ELLO ESTO SE CONSIDERA LO NORMALY NECESARIO PARA PODER APRENDER.

EL CAMBIO REPENTINO DE SU CONDUCTA, ES UNO DE LOS MOTIVOS QUE AFIRMAN LA INICIACIÓN A UN TIPO DE CONSUMO.

ENTRE LOS PROBLEMAS QUE SE ENFRENTA EL ADOLESCENTE ESTAN LOS EMOCIONALES, SE CONSIDERA QUE 4 DE CADA 10 EN ALGUN MOMENTO SE SIENTEN Y LLEGAN A LLORAR Y HAN DESEADO ALEJARSE DE TODO Y DE TODOS, ESTO SE PUEDE CONSIDERAR UNA LEVE DEPRESIÓN, EN ALGUNOS CASOS LLEGA A AGRABARSE E INCLUSO DERIVA EN CONDUCTAS SUICIDAS. DE FORMA OBVIA, PUEDEN APARECER FOBIAS Y ATAQUES DE PANICO.

OTROS DE LOS PROBLEMAS A QUE SE ENFRENTAN LOS ADOLESCENTES SON LOS RELACIONADOS A LOS CAMBIOS FISICOS; LOS CUALES SON PREOCUPANTES PARA ELLOS, ESPECIALMENTE PARA LOS QUE SON TIMIDOS.

LA PRÁCTICA SEXUAL Y LAS RELACIONES DE RIESGO REPETITIVAS SIN PROTECCIÓN SON SÍNTOMA DE PROBLEMAS EMOCIONALES.

REFLEJAN UN ESTILO DE VIDA AL LIMITE; LOS ADOLESCENTES QUE ASUMEN ESTOS RIESGOS TIENDEN A ASUMIRLOS EN OTRAS FACETAS DE LA VIDA.

TAMBIÉN EXISTEN PROBLEMAS CONDUCTUALES; LOS ADOLESCENTES Y SUS FAMILIAS SUELEN QUEJARSE CADA UNO DE LA CONDUCTA DEL OTRO. LA EXPERIENCIA SUGIERE QUE LOS ADOLESCENTES TIENEN UNA MAYOR PROBABILIDAD DE TENER PROBLEMAS SI SUS PADRES NO SABEN DONDE ESTAN. SE REQUIEREN LOS ACUERDOS DE TIPO FAMILIAR Y ES NECESARIO QUE LOS PADRES PREGUNTEN SOBRE LO QUE ESTAN VIVIENDO Y COMO SE SIENTEN LOS ADOLESCENTES. ES DE MUCHA IMPORTANCIA QUE LOS ADOLESCENTES NO SE SIENTAN JUZGADOS POR SUS PADRES, YA QUE ESO INTERRUMPE LA COMUNICACIÓN EFECTIVA CON ELLOS.

LOS QUE VAN A LA ESCUELA Y PRESENTAN PROBLEMAS DE RENDIMIENTOS, SON GENERALMENTE INFELICES EN CASA Y SE SIENTEN FRUSTRADOS. SUELEN PASAR SU TIEMPO CON OTROS QUE SE SIENTEN DEL MISMO MODO. ESTE ES EL “PRINCIPIO DE AGRUPAMIENTO” ENTRE LOS JÓVENES.

EL SOBREPESO ES UNA CAUSA FRECUENTE DE INFELICIDAD, AUNADO AL PROBLEMA DE IMAGEN Y BAJA ESTIMA QUE SE PRODUCE POR LA OBESIDAD. CADA DIA ES MAS FRECUENTE ENCONTRAR JÓVENES CON DESORDENES ALIMENTARIOS.

LOS JOVENES SOLO RECURRIRAN A SUS PADRES SI SABEN QUE ESTOS NO LOS CRITICAN, SERMONEAN O MENOSPRECIAN. ESTO ES ALGO QUE CONFUNDE MUCHO A LOS PADRES, LOS CUALES SE SIENTEN CON LOS ATRIBUTOS PARA “EDUCAR” Y SE OLVIDAN FÁCILMENTE QUE LA CRITICA NO EDUCA, ESCUCHARLOS ES LO FUNDAMENTAL.

* DESARROLLO SOCIAL.



EL OBJETIVO SOCIAL DEL ADOLESCENTE ES LA EVOLUCION DESDE UNA PERSONA DEPENDIENTE HASTA OTRA INDEPENDIENTE, CUYA IDENTIDAD LE PERMITE RELACIONARSE CON OTROS DE UN MODO AUTÓNOMO.

LAS AMISTADES CUMPLEN EN ESTA ETAPA VARIADAS FUNCIONES, COMO EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES SOCIALES, COMO AYUDARA PARA ENFRENTAR LAS CRISIS Y LOS SENTIMIENTOS COMUNES, AYUDA A LAS DEFINICIONES DE LA AUTOESTIMA Y STATUS.

* DESARROLLO BIO PSICO SEXUAL.



LA SEXUALIDAD SE PRESENTA COMO UNA FUERZA INTERNA QUE NO ES FACIL DE DEFINIR Y DE CONTROLAR, EL ADOLESCENTE SE SIENTE IMPULSADO FUERA DE SI MISMO, SIN SABER A DONDE NI COMO PERO LO SIENTE, ES LA TENDENCIA SEXUAL QUE FUERTEMENTE LE LLEVA A BUSCAR EL PLACER.

EN ESTA ETAPA SE LOGRA EL PRIMER AMOR REAL, PUES SE BUSCA, POR LAS CARACTERÍSTICAS INTERNAS Y ESTETICAS DE LA PAREJA, EL BIENESTAR DEL OTRO; EN ESTA ETAPA SE UNE EL DESEO SEXUAL AL AMOR, COMPRENDIÉNDOSE EL ACTO SEXUAL COMO UNA EXPRESIÓN DE ESTE.

LOS PRINCIPALES AGENTES DE SOCIALIZACION QUE INFLUYEN EN LA IDENTIDAD SEXUAL ALCANZADA SON LA FAMILIA, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, EL GRUPO DE PARES Y EL SISTEMA EDUCATIVO. DICHA IDENTIDAD SE COMPONE DE ELEMENTOS QUE A TRAVES DE DIVERSAS ETAPAS EL ADOLESCENTE INTEGRARA PARA LLEGAR A SER UN ADULTO SEXUALMENTE SANO Y RESPONSABLE:

* Maduración física.
* Mayor empatìa con los demás.
* Mayor deseo de autonomía.
* Deseo de recibir orientación de los padres.
* Deseo de lograr intimidad con otros.
* Mayor identificación con los pares.
* Mayor conciencia de la orientación sexual.
* Períodos de abstinencia sexual.
* Períodos de experimentación sexual.
* Iniciación de la primera relación sexual.
* Postergación de las relaciones sexuales.




EL ESTEREOTIPO DE GENERO ACARREA COSTOS PSICOLÓGICOS; IMPLICA LIMITACIONES PARA EL DESARROLLO DE ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONALIDAD. LOS HOMBRES Y MUJERES SE DESARROLLAN “INCOMPLETAMENTE” EN SUS CAPACIDADES, DESEOS Y POSIBILIDADES, EN POS DE “SER” LO QUE LA SOCIEDAD ESPERA QUE SEAN.

EL ENAMORAMIENTO ES UNA VIVENCIA PROPIA DE LA ADOLESCENCIA. SE CONSIDERA COMO UN APRENDIZAJE ERÓTICO NATURAL DE LA EDAD, PERMITE EL DESARROLLO PERSONAL ASÍ COMO EL CONOCIMIENTO DEL OTRO SEXO.

EL EMBARAZO ADOLESCENTE GENERALMENTE ES NO DESEADO Y SE PRODUCE CON MAS FRECUENCIA EN ESTRATOS SOCIALES BAJOS. EL PADRE GENERALMENTE ES UN ADULTO JOVEN, PERO EN LOS ULTIMOS AÑOS HA AUMENTADO EL NUMERO DE PADRES ADOLESCENTES. ALGUNOS DE LOS FACTORES PERSONALES QUE INFLUYEN EN LA INICIACION TEMPRANA DE LA SEXUALIDAD ACTIVA:

- La percepción de ser físicamente más maduros.

* El deseo prematuro o la expectativa de lograr autonomía de los padres.
* Menores niveles de autocontrol.
* El consumo de cigarrillos, alcohol y marihuana, drogas.



EN EL ÀREA PREVENTIVA, LUEGO DE VARIAS ENCUESTAS SE DETERMINO QUE EL USO DE ANTICONCEPTIVOS DEPENDE DE LOS SIGUIENTES FACTORES:

* Edad.
* Temor a los embarazos no deseados.
* Temor a las enfermedades de transmisión sexual.
* En qué medida la mujer desea tener relaciones.
* Actitudes positivas hacia el uso del condón.
* Madurez cognitiva.
* Uso de alcohol y otras drogas.

- Respeto por la pareja

ENTRE LOS SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS PRESENTADOS POR LAS JÓVENES MADRES ESTAN: IRRITABILIDAD, PESADILLAS, CEFALEAS DE TENSIÓN, ANGUSTIA FOCALIZADA EN EL PARTO Y BIENESTAR DEL NIÑO, HUMOR DEPRESIVO.

FINALMENTE DIREMOS QUE ENTRE LOS 17 Y 19 AÑOS. SE CONSOLIDA LA IDENTIDAD (“UNO SABE QUIEN ES, QUE QUIERE Y ADONDE VA”). DESGRACIADAMENTE LA MAYORIA DE LOS ADOLESCENTES LLEGARAN A LA CONSOLIDACIÓN CON MUCHAS IMPOSICIONES DE SUS PADRES, LOS CUALES NO SE DAN CUENTA DE QUE NO DEJAN DE CRECER CON LIBERTAD A SUS HIJOS.



ADOLESCENCIA ¿CRISIS O DUELO?


SE HACE IMPERATIVO TOMAR UNA POSICIÓN PARA SEGUIR ADELANTE, PRIMERO, NUESTRA POSICIÓN SERA LA DE CONCEBIR AL ADOLESCENTE COMO UNA PERSONA QUE SE ENCUENTRA EN UN PERIODO DE CAMBIO, A NIVEL FISICO, EMOCIONAL, AFECTIVO, SEXUAL, QUE REQUIERE DE APOYO Y RECURSOS PSICOLÓGICOS Y SOCIALES PARA ALCANZAR CIERTAS METAS TALES COMO LA ELABORACIÓN DE SU IDENTIDAD Y EL PLANEAMIENTO Y DESARROLLO DE UN PROYECTO DE VIDA SATISFACTORIO.

LA ADOLESCENCIA ES UN NACIMIENTO “DIFERENTE”, EN EL QUE SE DEFINE PARA EL HOMBRE Y LA MUJER YA NO LAS CONDICIONES DE “SU EXISTENCIA”, SINO LAS CONDICIONES DE SU VIDA.

NOSOTROS NACEMOS, POR ASÍ DECIRLO, EN DOS FASES: LA UNA PARA EXISTIR Y LA OTRA PARA VIVIR. Y ES EN ESA CONSTRUCCIÓN, EN ESE NACER DONDE ENCONTRAMOS A NUESTROS ADOLESCENTES, EN CRISIS PORQUE HAY CAMBIO, HAY O NO OPORTUNIDADES DE UNA MEJOR VIDA PARA ELLOS Y ELLAS, DE UNA MAYOR POSIBILIDAD DE NO REPETIR “EL MODO” QUE SUS PADRES LE PRESENTAN (EN ESPECIAL SI ES NEGATIVO).

PERO ¿DÓNDE SE MANIFIESTA EL DUELO?. “LO QUE ALLI HAY DE DOLOR”, SABEMOS QUE HAY UN RENACER, HAY UN DESPERTAR SEXUAL. EL SUJETO ADOLESCENTE ES INTERPELADO POR UN REORDENAMIENTO BIOLÓGICO, QUE LO LLEVA A UNA “MUERTE NECESARIA PARA NACER OTRA VEZ”, MUERTE QUE RADICA EN ABANDONO, LA RENUNCIA DEL UNIVERSO INFANTIL PARA ENTRAR A UN MUNDO- OTRO. EL SUJETO ES LLAMADO PARA OCUPAR OTRO LUGAR Y DEBERA EFECTUAR EL PASAJE DOLOROSO, DE DUELO. DUELO PÒR LA DIMENSION DE PÉRDIDA Y DE RENUNCIA.

PARA LOS PADRES, TAMBIÉN HAY UN DUELO, VER A LOS HIJOS CRECER, AUNQUE RACIONALMENTE SEA BUENO, POSITIVO, IMPORTANTE, DEVELA LA CONDICION DE LA PAREJA (SI EXISTE), QUE SE ESTA QUEDANDO SOLA, SI NO LA HAY, LA MADRE O EL PADRE, SIENTE QUE “SUS HIJOS SE LE VAN”.

LA ADOLESCENCIA IMPLICA, ENTRE OTRAS COSAS, LA PUESTA EN IDENTIFICACIÓN EDIPICA .JUSTAMENTE SE TRATA DE RENOVAR ESTAS IDENTIFICACIONES.

LOS PADRES YA NO SON LO QUE ERAN PARA EL NIÑO: CENTRO EN GARANTIA DEL UNIVERSO. LAS FIGURAS PARENTALES SON DESTITUIDAS DE SU LUGAR Y DICHA SITUACIÓN NO ES SIN DOLOR PARA LOS PADRES, YA QUE ESTOS SE REHUSAN A ABANDONAR EL LUGAR DE IDEAL. DE AHÍ QUE LAS RUPTURAS Y ENFRENTAMIENTOS EN EL SENO FAMILIAR CORRESPONDAN A UN DOBLE PROCESO: POR UN LADO EL ADOLESCENTE NECESITA DERRIBAR EL PEDESTAL EN EL QUE SE HALLAN SUS PADRES Y POR OTRO LOS PADRES SE RESISTEN A DICHA DESTITUCIÓN Y LO QUE ES PEOR, LA DESTITUCIÓN PARENTAL, AUNQUE NECESARIA, DEJA AL ADOLESCENTE MAS SOLO QUE ANTES.

OTRO ELEMENTO DIGNO DE TOMAR EN CUENTA ES QUE EL ADOLESCENTE NO SOLO CUESTIONA LA LEY EN SU CASA, SINO QUE CUESTIONA LA LEY ESCOLAR, YA QUE TODA PALABRA, NORMA, REGLA O MORAL QUE PROVENGA DEL MUNDO DE LOS ADULTOS SERA MOTIVO DE ENFRENTAMIENTO.

POR LO TANTO ¡CLARO QUE HAY DUELO!, LO MAS DIFÍCIL DE ACEPTAR ES QUE ESTE PASAJE, AUNQUE DUELA, ES NECESARIO, AUNQUE HAYA CRISIS O LA PRODUZCA, ES UNA CRISIS QUE LLEVARA AL CAMBIO, AL CRECIMIENTO, A OTRA COSA.

AUNQUE SE DIGA QUE UNA GOLONDRINA NO HACE VERANO, EL QUE TRABAJEMOS POR NUESTROS (AS) MUCHACHOS (AS), SABIENDO QUE ESTAN SUFRIENDO, RECONOCIÉNDOLOS COMO PERSONAS, COMO SERES IMPORTANTES Y DÁNDOLES UN LUGAR; SU PASAJE HACIA LA ADULTES O HACIA DONDE VAYAN, NO VA A SER TAN MALO Y PODREMOS SENTIR LA SATISFACCIÓN DE QUE HICIMOS ALGO Y NO FUIMOS OTRO U OTRA MAS DEL MONTON ALIENADOS Y ALIENANDO A NUESTRO FUTURO, NUESTROS MUCHACHOS. Aporte realizado por Alejandro Marin.

TERAPIA GESTALTICA Terapia de la Gestalt

Gestalt es una palabra alemana que carece de traducción en español y que alude a una TOTALIDAD DE SENTIDO, de modo tal que esta forma cohesiva no puede dividirse sin que sea otra cosa. Un reloj de arena es por ejemplo una gestalt, ya que SI SEPARAMOS LA ARENA DEL VIDRIO DEJARIA DE SER LO QUE ES Y SERIA OTRA COSA, mientras que el puñado de arena solo, no es una gestalt, dado que si sacamos una parte, sigue siendo un puñado de arena.

Fritz Perls, Psicoanalista Alemán, fue el descubridor del enfoque gestaltico, tomo contacto con prestigiosos terapeutas como Freud, Wilhem Reich y otros, además fue influenciado por la lectura de Jung, Adler y los teóricos de la escuela de la forma. Integro todos estos aportes en una corriente a la que denominó ENFOQUE GESTALTICO.Esta corriente se llama así porque considera que la naturaleza humana se organiza como una Totalidad, que es en estos términos, como el individuo la vivencia y que solo puede ser comprendida en función de ellos. En este sentido se inscribe como visión HOLISTICA ( en griego “ holos” significa totalidad) del ser humano, porque su objeto de estudio no es el psiquismo o la patología sino el ser humano como TOTALIDAD BIOLÓGICA, PSICOLÓGICA Y SOCIAL en contacto con el ambiente.

Una terapia Gestalt frente a una conducta tiene en cuenta la totalidad del proceso que incluye los PENSAMIENTOS, EMOCIONES Y ACCIONES que fluyen desde la aparición de una necesidad hasta su satisfacción. Parte del principio por el cual esta gestalt que es cada persona, cada pareja o cada familia, tiende a mantener su equilibrio y por lo tanto su salud, en condiciones cambiantes, es decir SÉ AUTORREGULA.

La aparición de necesidades y deseos altera este equilibrio y obliga a un intercambio con el medio para lograr un nuevo equilibrio. En este contacto con el entorno la persona puede bloquearse o volver a respuestas viejas. Es allí donde el terapeuta interviene, funcionando como un soporte externo que permita a la persona encontrar creativamente una respuesta adecuada a las circunstancias que lo condicionan.

El enfoque gestaltico propicia, basándose EN LA FILOSOFIA EXISTENCIALISTA, que a partir de DARSE CUENTA del desequilibrio( registrar qué y cómo le sucede) la elección de los medios y objetos con los que cada uno busca reequilibrarse, sea libre y responsable.

Entiende que el ser humano adulto elige entre diferentes cursos de acción posible( incluyendo como mínimo dos opciones: Actuar o no) y su responbilidad estriba en apropiarse ( hacerse cargo) de que eligió esa respuesta sin adjudicársela a los otros. Intenta con esto que la persona reconozca y retome el protagonismo en la propia vida, sin desconocer influencias del entorno y la educación, pero sin considerarlas condicionantes determinantes, sino desafíos y limitaciones a trascender. Para poder intercambiar con el ambiente la persona necesita registrarlo, estar presente en el AQUÍ Y EL AHORA, permitiendo que de la totalidad ( O FONDO) que lo rodea, surja aquello que podría reequilibrarlo y se transforme en FIGURA, es decir en foco de atención y actividad para recuperar la salud/equilibrio. El proceso de formar figuras según la necesidad predominante y entrar en contacto con aquello que podría satisfasterla y retirarse una vez satisfecho para permitir la formación de una nueva figura y la fluidez del proceso. Para formar la figura dándose cuenta del qué y el cómo del desequilibrio. La persona debe estar atenta a no confundir lo que es ( lo obvio) de lo que

“Cree” que es, lo que le “ gustaría” que fuera, o lo que

“ Ya no es “ ( lo imaginario”. En esto la gestalt emplea el método FENOMENOLÓGICO de poner en paréntesis todo PRE-supuesto, todo prejuicio o toda hipótesis. No dando por sentado o sabido nada que no pueda ser captado por los sentidos. Lo que le sucede al otro no es obvio, salvo que él me lo comunique, Siguiendo esta premisa el terapeuta gestaltico se hace cargo de que una interpretación es una hipótesis suya y no necesariamente una verdad del paciente.

Es el paciente el que sabe quién es, qué quiere y para qué hace lo que hace y el terapeuta sólo puede ACOMPAÑARLO en este proceso usando herramientas que lo ayuden a reconocerse, distinguir lo propio de lo ajeno y apropiarse de su respuesta.

En resumen, la función del terapeuta NO ES SABER LO QUE EL PACIENTE NO SABE DE SÍ, SINO ESTAR Y ACOMPAÑAR A LA PERSONA EN EL DARSE Cuenta, en la aceptación de quien es y en responsabilizarse de sus elecciones, actuando como un soporte no enjuiciador en el proceso de crecimiento de la persona TOTAL.

FRIEDRICH NIETZCHE

El siglo XIX fue el siglo del liberalismo, el de las modernas democracias constitucionales de Europa occidental y América. Es también el siglo de las utopías socialistas y del moderno pensamiento de izquierda. En esos momentos un pensador y filósofo alemán sacude los cimientos del pensamiento occidental y proclama que "Dios ha muerto", Este ser tan increíblemente osado es Friedrich Nietzche, va a cuestionar el pensamiento occidental desde sus mismas bases constituyentes, cuestionando todos los presupuestos filosóficos anteriores con una fuerza avasallante; Proclamó que "Dios ha muerto", liquidando de un plumazo las preocupaciones existenciales del ser humano y su eterno monólogo con la divinidad, haciendo tambalear el mito de Dios y con él a todo el pensamiento religioso. Este filósofo alemán nació en Röcken, una pequeña ciudad de la Turingia sajona, anexada a Prusia en 1815, en el año 1844. A los quince años, sufrió la pérdida de su padre, quien era pastor protestante (luterano), característica que lo asemeja a las peripecias familiares de otro gran crítico de los ánimos religiosos de la humanidad, cuyo padre también tenía grandes inquietudes religiosas: Carlos Marx.

Además de las primeras inquietudes religiosas, el padre de Nietzsche le deja una terrible herencia genética: una propensión a padecer terribles migrañas y una aguda miopía. La salud del filósofo será un dato inevitable al hacer un juicio categórico sobre su actividad filosófica, además también hay que tomar en cuenta su estado mental que se desarrolla en un continuo deterioro progresivo hasta caer en los últimos diez años de su vida en la más profunda de las tinieblas de la razón.

El joven Nietzsche demostró ya tempranamente sus inquietudes por el pensamiento filosófico, por la antigüedad clásica, y particularmente por la filología, disciplina que impartirá prontamente en la Universidad de Basilea, lugar donde a los veinticuatro años se le otorgó una cátedra universitaria, sin aún haber conseguido su doctorado.

Las amistades también jugarían un lugar destacado en la formación de Nietzsche, la cercanía en Basilea del historiador Jakob Burckhardt y del teólogo agnóstico Franz Overbeck, además de los extraordinarios helenistas Erwin Rodhe y F. W. Ritschl, marcaron su destacada personalidad profundamente iconoclasta, y lo llevaron a cuestionar activamente a todos los grandes santuarios del pensamiento occidental.

Nietzsche lee atentamente la obra de Burckhardt "La cultura del Renacimiento en Italia", y sueña con la organización de "claustros laicos", una suerte de seminarios para filósofos jóvenes, aunque abandona pronto la idea por ser del todo irrealizable.

Una amistad muy especial unió también a Nietzsche con Wagner; ésta surge a partir de la presentación a la que asiste el filósofo, de la obra "Los maestros cantores de Nuremberg", la que maravilla a Nietzsche, iniciando así la que será una larga y profunda admiración por el famoso músico alemán.

Es esta una de las épocas más felices de la vida de Nietzsche; Casi enseguida se vuelve un asiduo visitante de la casa de Wagner en Triebsche, situada a orillas del lago Cuatro Cantones, cerca de Basilea. El músico alemán llega a alojar al filósofo en su propia casa, manteniendo un intenso intercambio de ideas valorado por ambos. Pero todo esto no duró demasiado tiempo, ya que el devenir emocional de Nietzsche lo llevó no sólo a enemistarse con Wagner, sino a escribir posteriormente en forma muy dura contra él, contradiciendo sus opiniones anteriores.

En el período inmediatamente posterior a este idilio intelectual, se desata la guerra franco-prusiana, a la que el joven filósofo alemán se incorpora para servir en las ambulancias del ejército alemán. Es en el curso de estas actividades donde Nietzsche contrae la disentería y la difteria y pasa a vivir por una temporada con su madre en Naumburg para restablecerse. Luego continuarán su rosario interminable de enfermedades: neuralgias, insomnios, trastornos de la vista, dolores de estómago, ictericia, todo lo cual conforma una suerte de círculo dantesco que lo persigue por doquier, Nietzsche contrae la sífilis, enfermedad que va a terminar con su vida, terminando previa y progresivamente con su lucidez y con su genio intelectual.

La obra de Nietzsche no puede ser encontrada en sendos tratados sistemáticos, sino que muy por el contrario, da la impresión de querer expresarnos sus propias experiencias “vivenciales” por medio de una prosa de una belleza sublime,

Podemos, no sin cometer el pecado de la generalización, englobar y sumergir a Nietzsche en la tensión que provocó en la Europa decimonónica el surgimiento de la sociedad de masas y su relación conflictiva con la conciencia crítica individual, y concretamente en Nietzsche frente al individuo heroico. Es muy probable que este estado de cosas, y sus repercusiones sociales hayan tenido una importante impronta en el desarrollo de sus ideas.

En Alemania ya existía una fuerte reacción romántica contra la muy influyente corriente iluminista, fundamentalmente de origen francés y de gran prédica universal. Esta era encabezada entre otros por el poeta Herder y por el teólogo Haman; estas reacciones pueden estimarse por un lado como una reacción de la voluntad del individuo, de su autonomía y de la creatividad frente al exceso de racionalismo y la mesura de la que se acusaba a la ilustración.

Nietzsche había leído atentamente a Schopenhauer, (quien fue para él como Hegel fue a Marx), particularmente el trabajo "El mundo como voluntad y como representación". En esa obra pesimista, nihilista, escéptica, que todo lo negaba, Nietzsche descubrió una visión clara del mundo, lo veía como en un espejo, según gustaba decir él mismo "en ella yo veía enfermedad y curación, destierro y refugio, infierno y cielo".

A partir de esto, elabora un diagnóstico del porqué de la decadencia de la civilización occidental; ésta era explicada debido a la confianza que se depositaba en la razón en desmedro de la voluntad creadora y del instinto. Esta enfermedad de occidente era ni más ni menos que la creación de la civilización clásica griega: Nietzsche responsabilizaba a Sócrates y a Platón de la falta de innovación que reinaba en occidente, y más directamente culpaba a la razón como lógica exclusiva del conocimiento y del desarrollo intelectual en desmedro de la creatividad emotiva.


Uno de los rasgos fundamentales del pensamiento nietzscheano es su rechazo por la religión como tal. Quizás comenzó en su obra "Así hablaba Zaratustra" a prefigurar la muerte de Dios, para terminar objetivando precisamente en el cristianismo el rechazo a la religiosidad.

En "La gaya ciencia", la crítica que Nietzsche hace de Dios, no es una crítica académica basada en elementos de juicio positivistas, muy de moda en su época, sino una oposición visceral. Dios es "una objeción contra la vida, en vez de su trasfigurado y eterno sí" y "la fórmula para toda detracción de este mundo, para toda mentira del más allá". Como ya vimos, los ataques anticristianos también son de su gusto: "Yo considero al cristianismo como la peor mentira de seducción que ha habido en la historia", escribe en "La voluntad de poder", y con igual fuerza ataca a la moral cristiana a la que acusa de no estar a la altura del "superhombre filosófico" por él predicado, e inclusive hace gala de una suerte de moral relativista, señalando que toda moral es una construcción arbitraria.

La "Muerte de Dios" el "Superhombre" y el "Eterno retorno", constituyen la clave del proyecto de sociedad o del diagnóstico que Nietzsche realiza de la realidad y de sus potenciales desenlaces. La muerte de Dios dará al hombre su verdadero lugar en la humanidad y liberará innumerables caminos que el hombre aún hoy no conoce. Aporte de Alejandro Marin

miércoles, 23 de julio de 2008

Traición

Tanto en los medios como en las veredas la palabra "traición" se escucha con más frecuencia que la común. Se apela al diccionario y a la historia para definir el gesto del Vicepresidente en la Cámara de Senadores. Y nótese que digo gesto y no "acto de emitir un voto", por ejemplo. Porque eso es lo que se nos mostró a los trasnochados que no podíamos dormir sin conocer el resultado de una votación en la que, aparentemente, se jugaban los destinos de la Patria.
Si algo tiene esta bendita profesión es que implica la pérdida de la ingenuidad -que rima con virginidad, por cierto-. Por eso, sabemos que todo ser humano es absolutamente impredecible,
que el acto que vemos no es más que el resultado de una batalla interna que se decidió previamente. ¿Cuántos Cobos es Cobos? ¿El hijo de un obrero? ¿Un militante del radicalismo fiel a la sempiterna ambiguedad partidaria? ¿El padre de familia preocupado por asegurar a su descendencia quién sabe qué memorias y/o recursos? ¿Un especulador? Muchos y todos, seguramente, como cualquiera de nosotros. Por es parece válido apelar a textos tan antiguos como los Evangelios, porque en el alma humana es siempre ahora. Y hablando de Evangelios, no se nos debe escapar con qué frecuencia inusual se trata de reivindicar la figura de Judas en numerosos documentales y best-sellers. Descubrimos, después de dos mil años, que sólo cumplió una orden de Cristo porque en realidad era el más fiel de los discípulos -argumento que también se escuchó en este caso: "se querían bajar y no sabían como, el voto estaba decidido por la Rosada". La tragedia que, como en cualquier otro melodrama, se representa con todos los ingredientes: la flota imperial merodeando, Yago aconsejando arteramente a Otelo, Judas dudando antes de vender al maestro. Cobos duda. Y porque duda se nos antoja muy humano. Indignamente humano para algunos, que esperan otra cosa de la investidura y señalan la falsedad de su conducta, no por eso menos humana. Es humano ceder a la tentación del protagonismo a cualquier precio. Mucho más en el caso de un político, de quien podemos suponer había aguardado ese trascendental momento durante toda su vida para estar en el centro de la escena. Al menos para un político argentino. Supongamos por un momento, un momento tan solo, que el voto hubiera sido positivo: ¿quien estaría hablando de Cobos? Nadie, seguramente. El protagonismo hubiera vuelto al "campo" o al "gobierno" pero nadie, absolutamente nadie, estaría hablando de Cobos. O sea que, en mi humilde opinión, el señor Vicepresidente de la Nación fue completamente fiel a sí mismo. Y al serlo, fue fiel a una sociedad que permanentemente nos impulsa con argumentos burbujeantes y ética de gaseosa a ser "nosotros mismos". Una sociedad individualista, donde cada uno sólo se debe encargar de sí. Una sociedad donde a nadie le importa del otro, donde se reproduce la marginalidad y la desprotección y la riqueza. Una sociedad donde el compromiso consiste en dejar caer una moneda en la mano de un indigente por ¿piedad o temor?. Las dos cosas tal vez. Lo mismo que provoca nuestro vice: piedad, porque es un pobre tipo sobre el que recae el peso de la representación de nuestras carencias, miedo, porque quien sabe a que destinos nos conduce el terrible camino de la traición social que hemos iniciado hace ya algunos años y que ahora está dando sus frutos.Ada Fanelli

martes, 22 de julio de 2008

lunes, 21 de julio de 2008

Un discurso que nos interesa a los Psicologos Sociales

Psicólogos y psicólogas en la esfera pública; circulación y tropiezos

La autora se propone “desocultar el conjunto de los dispositivos sociales y económicos que acompañan la construcción de las currículas universitarias destinadas a formar psicólogos/as”.

Por Eva Giberti

¿Por qué elegí hablar de este tema? Porque doy por aceptado que cuando l@s colegas envían sus curriculii a los ámbitos públicos, oficiales, se debe a que están solicitando trabajo. Ya sea para ofrecerse como psicoterapeutas –aun sabiendo que no se solicita dicha especialidad– o como psicólog@s. Se trata de poner en marcha el ejercicio de una vocación y de un entrenamiento universitario.

También lo elegí debido a mi experiencia durante los últimos ocho años formando parte de instituciones estatales con calidad de funcionaria que tiene a su cargo la contratación de colegas.

Además soy docente en un posgrado la UBA –hace 12 años– merced a la invitación de Jorge Corsi en la especialización en Violencia familiar, en Derecho de familia, de la Facultad de Derecho y en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES). Lo cual me mantiene en permanente contacto con colegas que se desempeñan en distintas actividades distantes de los consultorios privados.

Qué encuentro cuando analizo curriculii

Al margen del problema que significa el desconocimiento acerca de la construcción de un curriculum (enseñanza que debería provenir desde la universidad), es frecuente encontrar curriculii con un significativo caudal de cursos y seminarios destinados a perfeccionar la práctica psicoterapéutica y psicoanalítica, como si ésas fuesen las áreas privilegiadas del quehacer psicológico. Esta selectividad obtura posibilidades de utilizar lo aprendido con objetivos nuevos que podrían ser creaciones de los psicólogos, como de hecho sucede en las prácticas en las que actualmente trabajamos en las cuales “aprendemos haciendo” sin limitarnos a “aprender cómo se hace”. Me refiero a las actividades que desarrollamos en el Programa las Víctimas contra laS violenciaS del Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos mediante los equipos que intervienen en urgencias de Violencia familiar (llamando al Nº 137), Equipo de Intervención en Violencia Sexual y Brigada Niñ@s contra las niñas víctimas de prostitución.

En dichas prácticas se aplican, se ejercen y se instituyen los contenidos de las teorías aprendidas, pero con un horizonte que no está regulado por la creencia de que todo sujeto con el cual se interviene sólo podrá resolver lo que padece o sobrelleva si se convierte en sujeto de psicoterapia o psicoanálisis. En tanto y cuanto se omite que se trabaja siempre con sujetos políticos, y no sólo de sujeto de deseo, sino de derecho y responsable por la construcción de la esfera pública de la cual l@s psicólog@s proceden y recrean.

Producción de conocimientos y transformaciones

Sabemos que los denominados problemas sociales forman parte de una construcción tanto simbólica cuanto derivada de las intervenciones de distintos actores sociales (1) y existe una compleja relación entre producción de conocimientos y resolución de problemas sociales. La evidencia muestra la distancia entre la producción de conocimientos y sus posibilidades de aplicación concreta.

Los procesos de producción de conocimientos precisan, para su efectividad, la presencia de intermediarios que los pongan en práctica, es decir, los psicólogos y los usuarios. Ya que entre los sujetos de la población y los profesionales es donde se genera el proceso de transformación de lo aprendido en las universidades. Y es en ese proceso de transformación donde intervienen las capacidades y originalidades de los y de las colegas. Esas capacidades son las que habrá que desocultar –y ésta es la tesis central de este trabajo– al mismo tiempo que entronizar la creatividad de los colegas al entrar en contacto con las realidades que las prácticas convocan. De otro modo se aplica la teoría aprendida sin la mediación necesaria que incluye el propio pensamiento crítico frente a hechos ajenos al consultorio.

Del enorme caudal de prácticas psicológicas actuales, desde las psicoterapias on line hasta las técnicas de marketing, todas ellas comprometidas con la esfera pública, yo sólo seleccionaré el trabajo con víctimas, porque es allí donde dispongo de experiencia y de conceptualizaciones propias. Veamos qué encuentro entonces cuando convoco a partir de la lectura de las currículas: colegas que llegan pensando incorporarse a equipos de adopción sin la menor idea acerca de la Convención de los Derechos del Niño, convencidas de que se trata de aportar una criatura a una familia o persona que no ha podido engendrar, es decir, desconociendo el lugar del niño necesitado de una familia, tal como la Convención lo enseña, pensando solamente en la pareja que padece castración. Lo cual implica transgredir la Constitución Nacional, ya que la Convención de los Derechos del Niño tiene ese rango constitucional. Así se seleccionan parejas que padecen apetito de hijo, pero no deseo de niño adoptivo al que deberán filiar como hijo. Ajenos a la pulsión de poder que se juega en toda adopción por parte de los preadoptantes y que se resignifica como dato político y económico.

Otro ejemplo; intervenir con mujeres recientemente violadas. Se carece de registro del derecho que tienen para demandarle al Estado que localice al violador sosteniendo su denuncia; se intentan técnicas de reparación que sólo constituyen un segmento de este abordaje renunciando a reconocerlas como ciudadanas a las que es preciso acompañar hasta que se encuentren en condiciones de reconocer al violador.

Si se trata de intervenir con niñas víctimas de prostitución, el desconcierto es mayúsculo porque muy excepcionalmente escucharon hablar del tema en las universidades. Afirmaciones que me exigen salvar a aquellas cátedras que en alguno de sus módulos se refieren a estos temas. De allí a un entrenamiento o formación existe un largo camino. Podría añadir en la formación curricular la ausencia de cualquier perspectiva bioética, coronado por el minúsculo conocimiento o ignorancia total acerca del tema género (con sus actuales implicancias de transgéneros) que queda a cargo de la responsabilidad de una cátedra de cursada optativa. Al respecto ha sido un ejemplo la doctora Ana María Fernández, que heroicamente introdujo el tema en la UBA. Del mismo modo que los temas relacionados con violencia en las familias y muy particularmente el desconocimiento respecto de las violencias laborales que entre nosotros cuenta con referentes bibliográficos concretos en materia de violencia en los circuitos laborales administrativos, o sea los malos tratos a cargo del Estado, claramente descriptos por la licenciada Diana Scialpi.

No se trata entonces “del uso natural que los actores hacen del conocimiento relevante adquirido mediante sus cursos en la universidad sino de que ciertos actores hacen un uso específico y deliberado de sus conocimientos como modo de terciar en las controversias públicas acerca de un problema que precisamente con estos medios retóricos se torna público. Dicho de otro modo, no se trata ya de la ciencia –de las teorías aprendidas– sino que el discurso que aplican los colegas desempeña un papel en la construcción de un problema público”. Como escuché de boca de una colega en un hospital público de Buenos Aires, “a estas mujeres violadas tendremos que mostrarles que si recorrieron una calle oscura al volver de su trabajo es porque gozaban con la fantasía de la violación y por eso las buscaron”. Adviértase cómo incorpora ideología sexista en la esfera pública en lugar de promover la denuncia contra el violador.

Estas son las diferencias en las retóricas elegidas que constituyen la idea de un problema público; en el primer discurso la responsable por la violación es la víctima, por lo tanto el problema no es público –detención de violadores– sino privado, empieza y termina en la víctima.

Tesis

Estas experiencias me conducen a la necesidad de desocultar el conjunto de los dispositivos sociales y económicos que acompañan la construcción de las currículas universitarias destinadas a formar psicólogos/as. Dispositivos que contribuyen fuertemente en los contenidos de las intervenciones técnicas y en la valoración de las mismas por parte de psicólog@s. Mediante la producción de discursos que responden a las formas de una determinada filosofía, utilizando un léxico y una sintaxis que lo torna reconocible como académico y erudito y que reclama ser recibido de manera acorde con su producción, respetando esa forma y aprendiendo a utilizarla. Estilo que ejerce una violencia encubierta respecto de otras violencias y niega los discursos que resultan de las descripciones que el interés público podría proponer. Son discursos resultantes de formalizaciones tendientes a producir un efecto de ocultación de las significaciones prohibidas o censuradas que parten del interés público y de la esfera pública donde anidan las palabras que describen a los fantasmas sociales que contienen la pobreza, las violaciones, la prostitución, el hambre, la enfermedad, el delito y otras incomodidades.

Se utiliza el lenguaje de manera tiránica y socializando formalizaciones propias de una determinada teoría, como por ejemplo actualmente sucede con la palabra demanda y “alojar” así como en décadas anteriores ocurrió con la palabra represión y con la palabra complejo.

Se produce entonces una acumulación semántica mediante grupos de estudio que repiten crónicamente un lenguaje aprendido a partir de estos dispositivos sociales. Lenguaje puede ser coloquial o hermético e impide escuchar otros discursos, sin reconocer el deterioro conceptual que tales repeticiones y aplicaciones a ultranza de lo repetido arriesgan, en tanto cierran el camino para un pensamiento crítico.

Capitalismo cognitivo (al decir de Galceran Huguet)

Esta acumulación reiterativa arriesga esconder la creatividad de los colegas y nos coloca de frente a lo que actualmente se conoce como capitalismo cognitivo –que no tiene cosa alguna que ver con la psicología cognitiva– y que está orientado hacia las teorías tradicionales impuestas por los dispositivos sociales que rigieron y rigen nuestras universidades. Así como actualmente esos dispositivos conducen a suponer que todo el mundo debe conducir sus vidas desde las psicoterapias y el psicoanálisis, anteriormente, en tiempos de la creación de la carrera, otros dispositivos dispusieron que l@s psicólog@s fuésemos auxiliares de la medicina preferentemente testistas. La corporación médica en plano se opuso al ejercicio de la riqueza de nuestras prácticas. Ahora esos dispositivos, hijos de una política neoliberal, eluden reconocer la alternativa de la profesión cuando sea posible reconocer que es la vida de la gente la que aporta “el caso” que se expone y se analiza. Es el capital nómade de la vida –que describí en trabajos anteriores– capturado por este capitalismo cognitivo que entre nosotros circula privilegiando un solo sentido: el del consultorio privado. Dispositivos que provienen de quienes redactan las currículas y de su época, y que se mantienen ocultos en las asignaturas y entrenamientos en el brutal ejercicio del neoliberalismo individualista, ajeno a la responsabilidad social de los psicólogos.

El capitalismo cognitivo conduce a que tanto lo estudiado cuanto sus prácticas obturen u omitan la comprensión política de nuestras intervenciones. Afirmación arriesgada, porque parecería que los psicólogos fueran meros repetidores de lo aprendido sin capacidad discriminatoria para cernir y filtrar lo escuchado. No es eso lo que sostengo sino la ausencia de registro de los dispositivos sociales ocultos en los contenidos de las asignaturas.

Los dispositivos sociales ocultos fueron pedagógicamente tramitados de acuerdo con una economía de mercado propia del neoliberalismo en nuestro país en coincidencia con la pérdida de categoría de la idea de Estado Nación. No fue ése el origen de la carrera de psicología cuando elegimos trabajar en la empatía con el otro.

La esfera pública

Precisamos una estrategia para producir los propios dispositivos, es decir, incluirse como productores de esfera pública. Recordemos que ella, a diferencia del concepto de espacio público, incluye constitutivamente la información y la comunicación. Es un concepto más amplio que incluye conexiones, imágenes, representaciones y semantizaciones propias de cada cultura. La disonancia con la carrera de psicología aparece cuando se habla de interés público, principio que tanto el espacio cuanto la esfera pública incluyen.

La displicencia respecto de la responsabilidad política, ética del psicólogo en el interés público, que depende de una perspectiva política del sujeto, es actualmente notoria en un segmento significativo de los colegas, pero no constituye hoy tradición en nuestra carrera. Esta displicencia resulta de la histórica ruptura entre el ethos académico y la política para hacer desaparecer los fantasmas sociales y los reclamos éticos que de ellos surgen. Cabe admitir que esa displicencia propia de la posición que le es asignada en el espacio social como conductor de psicoanálisis y psicoterapias –perfil que la carrera orientó– forma parte de la estructura del campo del poder; y por la posición que los psicólogos ocupamos mediante nuestras producciones y actividades en el terreno. Posición que no es ajena a procesos inconscientes propios de los ámbitos universitarios que tienden a posicionarse en especialidades: psicólog@s hacen psicoterapia. Se arriesga que los psicólogos se piensan a sí mismos en relación con los autores estudiados y no en relación con la realidad en la cual viven asumiendo historias y contenidos ya instituidos que reproduce su propia lógica, pero sin avistar el universo de lo posible respecto de sus propias prácticas y respecto de las responsabilidades que les caben respecto de esa realidad social de la cual no son ajenos sino partícipes y a veces víctimas.

Comienzos de la carrera

Recordemos, para empezar, una época y unos debates en los cuales los protagonistas se llamaban Enrique Pichon-Rivière, José Bleger, Antonio Caparrós, Mauricio Goldenberg, Fernando Ulloa, Marie Langer o Hernán Kesselman. Cualquiera de ellos, sensibles a las problemáticas que la vida social suscita. No sería razonable hablar de nuestro tema sin acordarnos de ellos.

Las primeras grandes confrontaciones en torno de psicología y esfera pública ocurrieron de forma explícita más o menos a principios de los ’60, cuando la idea y la posibilidad del “cambio” eran un viento que soplaba fuerte no sólo en el ambiente de las ciencias sociales sino en la sociedad en general. Todos, todas éramos sacudidos por aquel soplo reformista que nos cargó de ilusiones y que nos orientó, también, a la realización de conquistas que hoy podrían parecer “naturales”, pero que fueron, por el contrario, el resultado de un arduo enfrentamiento con la realidad de la época. En tal sentido, José Bleger ocupó el centro de la escena. Desde una firme convicción política y epistemológica, José sostenía que el psicólogo debía ser un auténtico “agente de cambio”. Su posición mereció oposiciones por izquierda y por derecha. Pero tuvo la extraordinaria virtud de ser el eje referencial del debate durante muchos años. Por derecha –digámoslo simplificando un poco el problema– lo enfrentó la “corporación APA”, que por ningún motivo estaba dispuesta a admitir que “comunidad”, “cambio”, “política”, “grupos”, “divulgación” y otras herejías infectaran el sacrosanto altar del diván individual como única opción de salud mental, y la lectura directa de la obra de Freud como única opción para saber de qué se trataba eso del psicoanálisis. Por izquierda aparecieron posturas más radicalizadas –propias de fines de los ’60, principios de los ’70– para las cuales ya no se trataba de ser o no agentes de cambio, es decir militantes reformistas, sino de ser consecuentemente marxistas como profesionales y como personas, es decir, militantes revolucionarios, más las variantes de estas posturas que corresponden a un país en donde el peronismo siempre fue protagonista de los grandes debates teóricos y políticos.

A mí me tocó uno de los aspectos de mayor exposición pública entre aquellas polémicas. Por un lado, la experiencia de “Escuela para Padres”, que se convirtió en un best seller de varias generaciones; por el otro, la intolerable presencia de una joven psicóloga que trabajaba en radio, en televisión, en los medios gráficos, y encima hablando de psicología y psicoanálisis con “la gente”. Más acá o más allá de las posiciones políticas y de las elaboraciones teóricas de aquellos colegas entrañables, para la corporación médica y psicoanalítica, y para otras corporaciones que soñaban con excomulgarme, era insoportable –sí, literal y epistemológicamente insoportable– que uno (una) de nosotros hablara en público de “complejo de Edipo” o de la sexualidad de los niños. Era como que una monja revelara en público el secreto tan bien guardado del espíritu santo, que como sabemos, es tres y es uno. Hay cosas que no se dicen, cosas que no se hacen. Pero, cada cual desde su lugar las dijimos y las hicimos. Ahora bien, todo tiene historia: fue así como empezó –al menos acá– el problema de los profesionales de la psicología y la esfera pública. Cuando hablábamos de comunidad, cuando interveníamos en actividades públicas o en los medios, cuando hacíamos tarea comunitaria, cuando denunciábamos la violencia de las instituciones de salud, cuando participábamos en marchas, cuando firmábamos solicitadas, cuando nos comprometimos con la lucha de género, cuando nos sumamos a las luchas por los derechos humanos y la recuperación de la democracia, estábamos actuando –y enfáticamente– en la llamada esfera pública. Es decir que desde hace bastante tiempo que esto no es un problema para muchos de nosotros. Y en cierto sentido no deja de ser sorprendente y hasta decepcionante que no sea así para cualquier colega. Es decir que estábamos al menos frente a una certeza: más allá de las críticas teóricas post Habermas acerca de qué es la esfera pública, estaba la seguridad de que el profesional de la psicología interviene en la misma o interviene en casi nada. Durante la dictadura, cuando nos cerraron la facultad, esa certeza se convirtió en un problema serio, a veces trágico, a veces de consecuencias teórico-prácticas graves.

Actualmente la ausencia de análisis acerca de la esfera pública y el rechazo de un sector de los colegas respecto de dicha esfera arriesga la desertización de la psicología como disciplina en general y de las prácticas personales en particular. Se trata entonces de intervenir en los dispositivos que son la marca del origen, la marca política del aprendizaje universitario que torna a los psicólogos sujetos de las políticas de proyectos que no tienen en cuenta el deseo en tanto y cuanto no hay opción más que la que el dispositivo aporta.

Entonces las víctimas quedan fuera del sistema de salud, no sólo porque no alcanzan los colegas contratados en los hospitales sino porque el cuadro que muestran no coincide con lo que los profesionales saben y recomiendan. La responsabilidad es entonces de la víctima por serlo.

Salud mental

Este congreso incluye en su título salud mental. A pesar de las críticas que desde distintas perspectivas ideológicas pueden hacerse acerca de la Ley 448, la simple puesta en práctica de sus prerrogativas implicaría una mejora considerable en el ámbito de la SM de la ciudad de Buenos Aires.

Es fundamental para esto la voluntad política de las autoridades de aplicación y la coordinación de la variada red de recursos existentes en el Sistema de Salud.

Referente a políticas públicas conviene contrastar dos criterios que el anterior ministro de Salud, Ginés González García –a quien l@s psicólog@s tuvimos que esclarecer–, adscribió al modelo de participación comunitaria e impulsó varios proyectos tendientes a superar el modelo hospitalocéntrico.

Compárese con las declaraciones del actual secretario de Salud Pública del gobierno de la ciudad de Buenos Aires: respecto del rol de las familias, señala que los hospitales de día permitirán un abordaje grupal e individual del paciente, y “posibilitarán la inclusión de las familias en el proceso terapéutico”. Es decir, el paciente permanece en el ámbito terapéutico del hospital y es la familia la que es incluida, cuando en un modelo basado en la comunidad, la versión sería opuesta: el hospital como soporte para el proceso terapéutico en el ámbito familiar.

En aquella nota, González García llamaba a “recuperar el tiempo y el protagonismo perdido”. Nos preguntamos quiénes perdieron protagonismo frente a quiénes. Y en términos de protagonismo es difícil buscar una salida comunitaria, excepto en el contexto histórico del silenciamiento de quienes no cuentan como consumidores. Porque, en tal instancia, no es posible considerar valores como la equidad. Es en este ámbito donde las políticas sociales deben inscribirse. Es responsabilidad del Estado, pero no solamente de éste ir creando las condiciones que generen un cambio en las representaciones sociales acerca de la locura, los manicomios, el poder médico y la importancia de la inserción social de quienes padecen diferencias mentales.

Aquí y ahora

Es en el aquí y ahora donde los y las profesionales, antes personas que licenciados, llamados a “posibilitar la emergencia de la palabra en todas sus formas”, como prescribe la Ley Básica de Salud de nuestra ciudad, topamos con el silencio como efecto de la sobremedicación; es en el aquí y ahora donde los efectos de la psicosis se pierden ya con los del encierro crónico; donde la reinserción social se encuentra con la falta de trabajo y de lazos también entre los neuróticos; donde más allá o más acá de una interpretación acerca de su inconsciente, una mujer golpeada debe ser acompañada y sostenida para lograr hacer la denuncia y muchos otros ejemplos en los que el aquí y ahora sobrepasa al “como si”, para reflejarnos dentro de la comunidad, con la posibilidad de actuar como agentes de cambio. El modelo neoliberal globalizado fagocita las actitudes neutrales, vistiéndolas de un “como si” de resignación o callada aceptación. A los psicólogos, una lectura cuidadosa de la Ley 448 les confiere la responsabilidad –junto a otros profesionales– de asegurar espacios adecuados que posibiliten la emergencia de la palabra, como enuncia la Ley 153 de Salud, pero no solamente como dispositivo terapéutico sino una palabra que pueda ser enarbolada por un sujeto de derechos, que es más que un diagnóstico en un hospital o consultorio, es alguien inmerso en su comunidad. Y desafía a hacer emerger una palabra que ligue subjetividades donde hasta ahora hay silencio.

Debo finalizar aclarando: compuse este trabajo con dos colaborador@s: el de mi hijo, Hernán Inverni- zzi, que fue estudiante de psicología en la década del ’70 en la UBA e interrumpió sus estudios por razones políticas (quien escribió un segmento de la historia de la carrera) y de mi hija, Vita Escardó, actual estudiante de psicología en una universidad privada (UCES) con cuyo texto dedicado a la Salud Mental –como alumna de Silvia Chiarvetti– cierra estas páginas.

* Conferencia inaugural del Congreso Metropolitano de Psicología, 3 de julio de 2008.